Cuba, por el camino de la sostenibilidad energética

panel solar. Foto: Portal de la ciencia cubana

“El mundo se mueve lenta, pero inexorablemente, hacia el uso extensivo de las energías renovables y esto responde a la necesidad de hacerse cada vez menos dependiente de los combustibles fósiles, porque están en vías de agotamiento”, dice Guillermo Leiva Viamonte, ingeniero a cargo de la dirección de la Unidad empresarial básica Energía Renovable de la Empresa de Ingeniería y Proyectos para la Electricidad (Inel).

La “sostenibilidad energética”, utilizando los términos con los que fuera bautizado el 2012 —Año de la de la energía sostenible para todos es un camino por el que debemos transitar si pretendemos que se mantenga el equilibrio de la naturaleza frente a las progresivas transformaciones del hombre, considera Leiva.

-¿Cuál es la situación mundial  hoy, en cuanto al uso de las fuentes renovables de energía?

Desde el punto de vista tecnológico, se conocen mejor las tecnologías de las energías renovables. En el mundo hay líderes, es decir, las grandes potencias o los países ricos, que han podido apostar por estas, poner mucho dinero en investigarlas y desarrollarlas, y han involucrado a sus empresas en el mercado, de manera que hacen declinar los costos de producción, mientras promueven estas tecnologías para que sean comercialmente competitivas o accesibles, con respecto a los combustibles fósiles.

“De forma general se han desarrollado muchos métodos para obtener energía a través de las fuentes naturales como el sol, el agua, el viento, las mareas, la fuerza terrestre, incluso de desechos orgánicos. La mayoría han sido empleados desde antaño y retomados hoy.”

-¿En qué situación se encuentra Cuba? 

No podemos decir que seamos pioneros del uso de la energía renovable, aunque hubo tecnologías de aprovechamiento tradicionalmente usadas, pero no con la connotación que hoy les damos. Por ejemplo, la industria azucarera históricamente quemó el bagazo, que es un subproducto.

En los últimos 25 años ha habido un fortalecimiento de acciones para propulsar el uso de las tecnologías que aprovechan las fuentes renovables de energía debido, primero, a que ha habido un desarrollo científico técnico en el país, pues contamos con más científicos y más ingenieros; segundo, porque las tecnologías han avanzado en el mundo y ya no son una quimera, ahora son bastante asequibles y, tercero, porque existe la necesidad, ya que somos completamente dependientes, no de la importación de combustibles, sino de combustibles fósiles.

-¿Cuáles son las principales fuentes que se explotan?

Las fuentes renovables que hoy están identificadas como más importantes para el país son la energía eólica y la hidroenergía. En cuanto a la eólica ya existe un potencial técnicamente aprovechable para las condiciones actuales de precios de las tecnologías y de costo de la generación, del orden de los 2 000 MW.
La hidroenergía se ha fortalecido a partir del programa de voluntad hidráulica del país, luego del ciclón Flora, en 1963, cuando se produjo una descomunal inundación de regiones enteras del Oriente cubano y se vio que era importante represar o encauzar las aguas que dejaban estos grandes eventos meteorológicos.

Progresivamente se tomó conciencia de que era necesario represar el agua para darle usos agrícolas y abastecer a la población, aunque también se utilizaría su fuerza para generar electricidad, de manera que se construyeron casi 300 presas.

A finales de los años 80 del siglo anterior se hicieron importantes proyectos demostrativos del uso de la energía solar fotovoltaica y la energía solar térmica, para calentar agua fundamentalmente. En la primera década del siglo XXI estos proyectos se retomaron, debido a eventos importantes como fue el desarrollo del programa audiovisual, en 2003-2004, mediante el cual se llevó la televisión y el video educativo a todas las escuelas del país.

Entonces se instalaron sistemas solares fotovoltaicos para electrificar mil 500 escuelas o un poco más, además de los calentadores térmicos en los consultorios médicos, policlínicos, casas de ancianos, y hogares maternos en zonas rurales donde no llegaba la electricidad.

También se explota la biomasa cañera por el potencial que puede aportar esta industria, ya que siempre que se muela caña va a existir bagazo. La biomasa forestal tiene un lugar importante, pues pronto llegaremos a un 30 por ciento de superficie boscosa en el país.

Otras biomasas que pueden ser aprovechadas son los residuos que no se aprovechan hoy, o se aprovechan de modo muy local, las cáscaras de coco, el afrecho de café. Hay potencialidades dispersas, unas locales y otras más nacionales.

Tenemos algunas experiencias en la obtención de biogás, de los desechos de basura. Pero esta tecnología necesita una cultura en la selección de los desechos que van a los vertederos, que realmente resulta un poco compleja para la realidad cubana de hoy. Estamos hablando de la transformación anaerobia de residuos diversos que generan gas metano, o una mezcla de gas metano y dióxido de carbono.

-¿Qué otros proyectos existen?

Después de disminuir el uso de la industria de los molinos, a inicios de los años noventa del siglo pasado, ahora estamos tratando de recuperarla. Existe una industria en Güira de Melena y, además, importamos algunos elementos y fabricamos la estructura completa del molino. Está también otra industria del SIME: la empresa mecánica de Bayamo, que inició la preparación técnica para comenzar a producirlos.

A esto se agrega una fábrica de colectores solares en Morón, con una capacidad de 30 mil al año. Con respecto a la demanda no es mucho, pero es un paso adelante.

En el Combinado de Componentes Electrónicos de Pinar del Río está la fábrica ensambladora de módulos o paneles fotovoltaicos (transforma directamente la radiación solar en electricidad), la cual tiene una capacidad de 10MW al año. Igual que la de colectores se explota a muy baja capacidad por razones de financiamiento que, debido a nuestra condición de país bloqueado por Estados Unidos, dificultan la obtención de esa y otras tecnologías.

Tomado de Cuba, por el camino de la sostenibilidad energética (+Dossier) « portal de la ciencia cubana.

Durban: Los acuerdos para frenar el cambio climático en peligro

Hace un año, la Convención del Clima de Naciones Unidas, COP 16, celebrada en Cancún, terminó con resultados esperanzadores que habrían de concretarse en la COP 17 que se inaugura en Durban, Sudáfrica, el próximo 28 de noviembre. En efecto, todos los países aceptaron, atendiendo a las recomendaciones de la comunidad científica, la necesidad de alcanzar acuerdos vinculantes y justos de fuertes reducciones de gases de efecto invernadero y evitar así que el cambio climático se hiciera irreversible.

Se acordó por ello establecer un Fondo climático internacional (Green Climate Fund), para vehicular las necesarias aportaciones de los países industrializados a los países en desarrollo para que estos contribuyan también a la reducción de emisiones. Se avanzó en el establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para la Reducción de las Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación Forestal en los Países en Desarrollo, tomando en consideración los derechos de las poblaciones indígenas y la protección de la biodiversidad (UN-REDD). Y hubo acuerdo en que los países industrializados asumieran un compromiso conjunto de reducción de emisiones del 25 al 40%.

Todas las medidas consensuadas en Cancún habían de verse concretadas y culminadas con la firma de un ambicioso acuerdo en la siguiente cumbre del clima, es decir, ahora en Durban (http://www.cop17-cmp7durban.com/index.html). Pero es preciso reconocer que en estos momentos, a menos de una semana de iniciarse la cumbre, las expectativas no son nada positivas: los buenos propósitos enunciados en Cancún parecen haberse desvanecido. Las noticias en torno a la celebración de la Cumbre del Clima y la urgencia de alcanzar un acuerdo justo y vinculante no ocupan lugares centrales en las agendas de nuestros países.

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Tecnociencia para la sostenibilidad

Existe un consenso creciente acerca de la necesidad y posibilidad de dirigir los esfuerzos de la investigación e innovación hacia el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible, incluyendo desde la búsqueda de nuevas fuentes de energía al incremento de la eficacia en la obtención de alimentos, pasando por la prevención de enfermedades y catástrofes, el logro de una maternidad y paternidad responsables y voluntarias o la disminución y tratamiento de residuos, el diseño de un transporte de impacto reducido, etc. Ello exige superar la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo que ha caracterizado, a menudo, el desarrollo tecnocientífico, así como la idea simplista de que las soluciones a los problemas con que se enfrenta hoy la humanidad dependen, sobre todo, de tecnologías más avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a menudo son fundamentalmente éticos.

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