Colonialismo científico: la batalla detrás de las revistas

Colonialismo científico: la batalla detrás de las revistas

Ya no son simples instrumentos para difundir el conocimiento. También representan una especie de círculo vicioso. A mayor cantidad de citas, mayor prestigio para la revista y mayor puntaje para la carrera de investigador. El fenómeno perjudica a la producción regional, que plantea estrategias de publicación bilingüe y acceso abierto. ¿Funcionarán?
Agencia CTyS (Nadia Luna*) – No se trata de las violentas guerras entre conquistadores europeos y aborígenes americanos. Ni de la soberanía económica ejercida por las poderosas potencias mundiales sobre los países de la “periferia”. Pero el fenómeno del colonialismo científico es una arista más de la eterna disputa entre las naciones hegemónicas y las subdesarrolladas. Aquí, el trofeo es el progreso, y el campo de batalla cobra la original forma de las revistas científicas.
Las revistas siempre han sido un instrumento imprescindible para la difusión social del conocimiento científico. Pero a mediados del siglo XX, el prestigio de las publicaciones comenzó a influir cada vez más en la evaluación de la carrera de un científico y así lo demuestra la archirepetida frase “Publish or perish” (publicar o perecer).
Mientras más citados sean los trabajos publicados en una revista, mayor será su prestigio. Si bien es lógico que un investigador quiera divulgar sus papers en publicaciones reconocidas, el problema surge cuando el medio se transforma en un fin en sí mismo.
“Los científicos lo viven como una pesadilla y están obsesionados por cumplir con las normas”, cuenta a la Agencia CTyS Rubén Calmels, subsecretario de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En esta “guerra de saberes”, los países iberoamericanos corren con desventaja, ya que cuentan con menos recursos para destinar a la ciencia que los del “primer mundo”. Como consecuencia, las revistas más prestigiosas surgen de la comunidad científica anglosajona y el inglés se instituye como “lengua madre” de la ciencia.
Pero ahí no terminan las dicotomías culturales. La ciencia también desarrolla una batalla interna entre ciencias duras y blandas. “En las disciplinas duras el Factor de Impacto pesa más”, asegura Jorge Atrio, director del Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT – CONICET), introduciendo un concepto clave en esta “cruzada” cultural.
Pero, ¿cómo se modifican situaciones tan arraigadas que arremeten contra el conocimiento científico universal? Ese es el desafío que Iberoamérica se ve obligada a enfrentar, a través de editoriales, organismos de promoción científica y diferentes políticas públicas, que apuntan especialmente a estrategias de publicación bilingüe y textos con acceso abierto.
Impacto profundo
El Factor de Impacto (FI) fue definido en la década del 60 por Eugene Garfield, creador del Instituto para la Información Científica (ISI), perteneciente a la empresa multinacional Thomson Reuters. Cada año, el ISI calcula el FI de las revistas indizadas en su Science Citation Index (SCI) y lo publica en un informe de citas llamado Journal Citation Reports.
El SCI registra artículos de aproximadamente 3.300 revistas científicas de un total de 70 mil publicaciones de todo el mundo. Para visualizar la disparidad, en 2009 sólo había 34 revistas brasileras, 8 chilenas y 6 argentinas.
La ecuación es bastante sencilla. El FI se obtiene al dividir la cantidad de citas que reciben los artículos de una revista en los dos años previos al que se calcula, por la cantidad total de artículos publicados en dicha revista durante el mismo período.
“Se evalúa indirectamente la capacidad del investigador por el lugar donde ha publicado”, explica a CTyS Daniel Cardinali, doctor en Ciencias Biológicas e investigador superior del CONICET, ya que no se cuentan las citas de “cada uno de los autores, sino de la sumatoria de todos ellos”. Con este criterio, la calidad del artículo pasa a ser secundaria.
Tanto Cardinali como Atrio coinciden en que los datos de citación deben ayudar en la toma de decisiones y no ser aplicados mecánicamente. “Cuando uno se maneja de manera rígida por estos índices, puede cometer injusticias grandes, pero por otro lado no puede prescindir de eso. Tienen que ser un elemento más en la evaluación”, remarcan.
El biólogo ilustró el panorama contando lo que sucede dentro de su disciplina. “Las revistas biomédicas más prestigiosas tienen un FI de entre 20 y 35 –graficó. -Se considera adecuada una publicación biomédica con FI superior a 3 para la investigación básica y a 1.5 para la investigación clínica. En el caso de las latinoamericanas, el FI no supera el 0.5”.
Para el investigador, sería más recomendable tener en cuenta las citas reales recibidas por cada autor. “Ese es el indicador más genuino porque tiene que ver específicamente con su trabajo”, precisa. Sin embargo, reconoce que es un método inadecuado para evaluar a un científico que recién inicia su carrera, debido a que el número de citaciones todavía es bajo.
¿Colonialismo o excelencia?
“No defiendo el colonialismo, pero creo que no todo es colonialismo”, opina, por su parte, la historiadora Noemí Girbal Blacha, Investigadora Superior del CONICET y Asesora de Ciencia y Técnica en la Cámara de Diputados de la Nación. “La sociedad nos paga para producir un conocimiento que tenga el mayor alcance posible y esas realidades deben ser conocidas más allá de nuestros ámbitos locales”, explica.
La doctora Girbal habla desde su propia experiencia: dirige la colección “Convergencia. Entre memoria y sociedad” de la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). “Claro que en las evaluaciones cuenta mucho el lugar donde uno publica -ratifica- pero no está mal. Nosotros mismos queremos que nuestro trabajo se reconozca afuera.”
La investigadora expone así su idea: “A veces creo que muchos colegas tienen miedo de hablar de excelencia académica, como si fuera algo oligárquico, y en realidad la excelencia es una buena formación al alcance de todos pero con ciertas exigencias. Si esas exigencias no existen y todo da lo mismo, me parece que eso no está bien.”
Además, Girbal coincide con Atrio y Cardinali en que importa más calidad que cantidad, porque para que una investigación sea útil no sólo hay que publicarla, sino también utilizarla. Pero justamente por eso, piensa que “es importante medir hacia fuera. Y eso no es colonialismo, sino poder estar a nivel de los demás”, enfatiza.
Aunque no siempre es posible “medir hacia fuera”. “Hay disciplinas en las que tenés que evaluar las investigaciones en un ámbito más local -explica Atrio. -Si alguien se dedica a investigar algo muy puntual, que sólo se da en la región, es difícil que despierte el interés de publicaciones extranjeras. Y ahí es donde empiezan los conflictos. Si a esa persona la evaluás por sus publicaciones en el exterior, no va a salir bien evaluada”.
Es entonces cuando “la exigencia de publicar en determinados medios termina generando el riesgo de que la publicación condicione el tema de investigación”, deduce el director del CAICYT. Es decir, el deseo de publicar internacionalmente puede llevar, a veces, hasta a orientar la investigación hacia problemáticas ajenas a la región.
El dilema de las ciencias sociales
Las publicaciones de las áreas de Ciencias Sociales y Arquitectura, excepto revistas de desarrollo económico, directamente no se tienen en cuenta en el SCI. ¿Por qué? El doctor Cardinali explica que “en las ciencias sociales, por el tipo de producción, la cuestión es mucho menos internacional y preocupa más regional o nacionalmente”.
Girbal, por su parte, pone el ejemplo de los “Cuadernos de GeoHistoria Regional” y la “Folia Histórica del Nordeste”, publicaciones del Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI – CONICET), que tienen una trayectoria de casi cuatro décadas.
“La mayoría de los autores son investigadores del CONICET o de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), pero en las evaluaciones académicas la ponderación es baja porque se le atribuye poca apertura internacional”, lamenta la historiadora.
De todos modos, Cecilia Rozenblum, bibliotecóloga del área de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FAHCE) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), marca un cambio. “En humanidades se tiende a publicar más en revistas nacionales. Pero como el CONICET no da puntaje a las revistas argentinas, todos, desde las dos áreas de conocimiento, están publicando en revistas extranjeras”, relata.
Para la editora de la UNQ, “los esfuerzos para lograr proyección internacional hoy están hechos y avanzan progresivamente, en casi todas las revistas de este ámbito. Corresponde ahora que en las instancias de evaluación se dejen de lado los prejuicios y que estas publicaciones no sigan siendo invisibles y subvaluadas”, sugiere.
Una torre de Babel científica: problemas de cooperación e idioma
Al incentivar la publicación científica local, se busca propiciar una cultura de integración iberoamericana. Sin embargo, muchos investigadores señalan deficiencias de coordinación regional. “Me parece que las políticas científicas se han trazado igual que el ferrocarril inglés”, reflexiona Calmels. “Es un punto que va a distintos lugares del interior pero que, por adentro, no hay ninguna comunicación. Eso hay que construirlo”, afirma.
“Hay una falta de coordinación –coincide Rozenblum- porque sino no se daría el hecho de que el CONICET valúe cero las revistas nacionales y Brasil valúe con mayor puntaje a sus revistas. No se han puesto de acuerdo, quizás no se han planteado la problemática”, asume.
El editor de la UBA vislumbra una potencial solución a través de una situación concreta. “El MERCOSUR no se puede quedar sólo en un mercado común, debería dar una vuelta más sobre aspectos culturales y científicos -especula. -Tenemos que acordar políticas científicas con Brasil, por ejemplo, y aumentar la cantidad de proyectos en común”.
Segunda cuestión: el idioma. “Me parece que el idioma tiene más sentido para las ciencias duras o exactas”, indica Girbal. Cardinali, entonces, opina que la publicación bilingüe “puede ayudar a que los investigadores se vuelquen hacia los órganos locales”, ya que cumpliría con la misión de difundir tanto en sus respectivos países como fuera de ellos.
Pero aún dentro del mismo idioma, el lenguaje de los papers es cada vez más técnico y dificulta el entendimiento, incluso entre científicos de la misma disciplina pero distinta rama. Si a eso se le suman las diferencias de habla entre países, el asunto sólo empeora. “Creo que una cuestión importante para los investigadores más jóvenes es la necesidad de que hablen un lenguaje que pueda ser entendido por la sociedad”, apunta el biólogo.
Acceso Abierto: por la democratización del saber
“Las estrategias deben centrarse en la mayor difusión y visibilidad de las publicaciones, facilitadas por el acceso universal a Internet”. Así introduce el doctor Cardinali un fenómeno que viene en expansión: el “Acceso Abierto” (Open Access). Se trata del acceso libre y gratuito a material en formato digital, especialmente utilizado para artículos de investigación científica. Se dividen en dos grandes grupos.
Los repositorios son archivos de papers, que usualmente almacenan la producción de una determinada institución. Las revistas, en tanto, cuentan con un proceso de evaluación por pares (referato o peer review) que los artículos presentados deben superar para ingresar a la publicación, por lo que otorgan prestigio al investigador. Pero hay diferentes posturas.
“No soy partidario de una apertura total”, sostiene Calmels, al referir que las universidades de los países centrales tienen políticas científicas que responden a sus políticas imperiales. “Yo no le abriría completamente a Oxford, por ejemplo, porque ellos no abren sus archivos y revistas”, argumenta. En cambio, Rozenblum asegura: “Estamos absolutamente a favor del acceso abierto. Nuestro fin es que se conozcan los trabajos de los investigadores”.
El CAICYT es el organismo nacional encargado de administrar diferentes proyectos que promueven la publicación regional. La “vida” de una revista comienza con el ISSN (International Standard Serial Number), el código de identificación de toda publicación periódica (científica o comercial).
El siguiente paso es Latindex, una iniciativa generada a fines de los ´90 por la Universidad Autónoma de México (UNAM), que es un portal compuesto por un Directorio (entran prácticamente todas las publicaciones de carácter científico) y un Catálogo (que indiza sólo las revistas que superan un proceso de evaluación editorial).
Luego, está el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (NB), específico para publicaciones del país, con requisitos más restrictivos que Latindex. Por último, las revistas del NB tienen la posibilidad de ingresar a SciELO (Scientific Electronic Library Online), una red iberoamericana de bibliotecas electrónicas con revistas científicas a texto completo.
“Hoy estamos en unas 70 publicaciones argentinas en SciELO”, afirma Atrio, y explica que los que quieran entrar tendrán que adherir a las Creative Commons, una serie de licencias gratuitas que consignan libertades y restricciones para quienes citen y utilicen una obra. Son originarias de Estados Unidos, pero ya hay unos 30 países en proceso de traducción de las licencias. “Va a ser una fuerte promoción al acceso abierto en la región”, destaca.
Otra iniciativa regional importante es Redalyc, la Red de Revistas Científicas de América Latina y El Caribe, España y Portugal, que surgió en 2003 impulsada por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Hoy cuenta con más de 700 publicaciones.
También está Dialnet, un repositorio científico iberoamericano creado por la Universidad de La Rioja, España, que incluye más de siete mil revistas y más de tres millones de documentos, y en cuyo ranking de artículos publicados Argentina figura en sexto lugar.
“El acceso abierto es extremadamente importante. Pero alguien tiene que pagarlo”, reconoce Cardinali, y da el ejemplo de “´BioMed Central´, que cuenta con una gran cantidad de revistas médicas inglesas pero le cobra al autor 500, 600 o mil euros por cada publicación, lo cual muchas veces representa la totalidad del subsidio que tiene una persona acá.”
Al mismo tiempo, las revistas y repositorios son emprendimientos que hay que mantener, obligación que se dificulta debido a la escasez de recursos. “Hay centros de investigación muy chiquitos que cuentan con un equipo de trabajo menor, donde no hay plata destinada al editor de la revista. Entonces el comité editorial no cobra, y tiene que hacer su tarea como docente y como investigador, además de la revista”, describe Calmels.
“Los organismos de ciencia deberían asociarse regional e internacionalmente, para que los investigadores que trabajan en esos países tengan la posibilidad de entrar al acceso abierto de manera libre”, concluye Cardinali.
No se tratará de violentas guerras entre conquistadores europeos y aborígenes americanos. Pero el fenómeno del colonialismo científico está causando más de un dolor de cabeza por estos pagos. Sin embargo, la batalla cultural continuará.
*Colaboración: Gaspar Grieco.
Tomado de: Agencia CTyS.

El uso de los campos magnéticos en la agricultura: apostando por una agricultura sostenible

Por: MSc Elizabeth Isaac Alemán. Investigadora del CNEA

El mejoramiento de la producción agrícola, en aras de incrementar la producción de alimentos, constituye para nuestro país, en la actualidad, un asunto de seguridad nacional, tal y como ha sido reconocido en más de una ocasión en los últimos tiempos por la más alta dirigencia cubana. En el resto del mundo no lo es menos, tanto para los estados como para las empresas privadas.

Pero los incrementos de esta producción se enfrentan a múltiples dificultades entre las que se destacan: una creciente demanda alimenticia, en conjunto con un crecimiento demográfico descontrolado; la escasez de tierras cultivables aparejado al empeoramiento productivo de las ya existentes; así como el uso masivo de fertilizantes y plaguicidas, que si bien incrementan notablemente el rendimiento de los cultivos, a la larga causan un daño irreversible al medio ambiente.

De ahí que términos como agricultura sostenible se hacen cada vez más comunes, toda vez que la producción agrícola depende, en gran medida, de recursos limitados como los suelos, el agua y la energía.

Por estas razones, en los últimos años se ha potenciado la búsqueda de soluciones y métodos económicamente viables y compatibles con el ambiente, que conlleven al desarrollo sostenible de la producción agrícola, como resultado de la cual se aumente, o al menos se mantengan, altos rendimientos. Uno de estos métodos ha sido el uso de los campos electromagnéticos.

Aunque la acción de estos campos sobre los sistemas biológicos ha tenido lugar desde los orígenes mismos de la vida, el empleo por parte del hombre data desde hace pocos siglos.

La aplicación del electromagnetismo es un fenómeno complejo, que encierra una serie de condiciones experimentales que abarca desde diferentes formas de aplicación, tiempo de exposición, inducciones magnéticas, frecuencias, intensidades y tipos de campos electromagnéticos. Desde principios de la década de los años 80 comenzaron a publicarse trabajos científicos que demuestran que los sistemas vivos (desde microorganismos hasta organismos superiores) son sensibles a campos magnéticos. Sin embargo, la interacción de estos campos en cada nivel del organismo con estructuras cada vez más complejas, hace más difícil su descripción e interpretación, por lo que aún no se han podido contestar innumerables interrogantes que se presentan a la hora de explicar el ó los mecanismos biofísicos de acción, a pesar de la existencia de muchas hipótesis sobre tales aspectos. Esto evidencia cuánto debe profundizarse en los estudios de este fenómeno.

Resultados de la aplicación de los acondicionadores magnéticos en la agricultura

En la esfera de la agricultura se ha empleado el tratamiento magnético al agua de riego para propiciar a la planta una mejor asimilación de nutrientes, acelerar los ciclos de maduración, evitar las puntas quemadas, entre otros beneficios.

De igual forma se ha empleado esta técnica para incrementar la germinación de semillas, el crecimiento y desarrollo de las plantas, incremento del peso de los frutos y con ello de los rendimientos, así como el mejoramiento de procesos metabólicos en el vegetal.

El Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado ha centrado sus aplicaciones en el empleo de la tecnología del riego con agua tratada magnéticamente (GREMAG®) en el incremento de los rendimientos en cultivos protegidos de hortalizas, fundamentalmente en la producción de tomates, pepino y pimientos, que alcanzan un incremento en el rendimiento, superior al 10%, en más de 5 años de utilización.

Al mismo tiempo, se realizan investigaciones en otros sistemas de cultivos como: organopónicos, viveros, parcelas y casas de aclimatización; con evidencias científicas, de que esta tecnología no agrede al suelo, al aire, al agua, ni al hombre, siendo así, compatible con el medio ambiente.

Más recientemente se han hallado evidencias de las potencialidades del método para la protección fitosanitaria de los cultivos sometidos al tratamiento.

Según nuestra experiencia, y la de decenas de colegas que investigan el uso de los campos magnéticos en la agricultura como métodos físicos de estimulación del crecimiento y el rendimiento de las plantas, esta tecnología constituye una solución prometedora para el mejoramiento de la producción agrícola y de la situación alimentaria y nutricional, de una forma sostenible y en armonía con el medio ambiente.

Resultados de la aplicación de los acondicionadores magnéticos (magnetizadores) en la agricultura

Encuentro con estudiantes de Comunicación Social de la Universidad de Oriente

Un agradable sabor nos dejó, en la mañana de ayer, el intercambio sostenido con un numeroso grupo de estudiantes de 3er año de Comunicación Social de la Universidad de Oriente, como parte de la asignatura Comunicación Científica, que imparte la profesora Carmen Díaz.

Agradable pues constituye la primera oportunidad que a nuestro centro se acercan estudiantes de esta especialidad de la Casa de Altos Estudios de Santiago de Cuba, con el objetivo de conocer sobre las estrategias seguidas por el CNEA para la comunicación de sus resultados científicos

Para muchos de los juveniles rostros que desbordaron el espacio del Salón de Actividades Protocolares del CNEA, fue quizás su primer acercamiento al quehacer diario de un Centro de Investigación en su constante gestión por comunicar los resultados de sus investigaciones científicas, mostrándosele de esta manera, un nuevo horizonte de posibilidades para su futura actividad como profesional de la Comunicación.

La presentación estuvo dirigida por la profesora Carmen Díaz, docente que imparte la asignatura; la Ing. Mónica Berenguer Ungaro, Directora Organizacional del CNEA, y el Lic. Noel Pérez García, Especialista para la promoción y comunicación integral de la ciencia, del CNEA.

La Ing Mónica Berenguer guía a los estudiantes por las instalaciones del CNEA

Durante la misma se les presentó a los estudiantes un capítulo del programa de la televisión provincial, Expedición, en el cual se mostraban los principales resultados obtenidos por la aplicación del tratamiento magnético a sistemas ingenieros en diversas áreas del Hotel San Juan de esta ciudad oriental. Luego se les realizó una presentación en diapositivas sobre las principales estrategias seguidas por el CNEA en materia de comunicación de sus resultados científicos, haciendo hincapié en temas como la celebración de la Conferencia Internacional de Electromagnetismo Aplicado y el uso de blogs Institucionales, actividad en la que la Entidad es pionera en la Universidad y la Provincia

La profesora Carmen Díaz, aprovecho la intervención de los especialistas del CNEA para demostrar varios de los conceptos estudiados en clases, lográndose así una exquisita integración entre teoría y práctica.

Los estudiantes obtuvieron ejemplos del uso del Manual de Identidad en el CNEA

Para finalizar, se realizó un breve recorrido por las instalaciones del CNEA, durante el cual los estudiantes pudieron conocer no sólo la labor científico-técnica de nuestra Institución, sino también, observar a diversos ejemplos del uso del Manual de Identidad Corporativa de la Entidad en todos los aspectos de su gestión.

Desde el CNEA agradecemos la iniciativa de la profesora Carmen Díaz, y esperamos que la experiencia se mantenga en futuros cursos.

La "foto oficial" de la visita

“Los científicos deben ocuparse del uso que le dan a sus descubrimientos”

 

La imagen del científico encerrado en su laboratorio y desentendido de la realidad ya no va más. La nieta de la célebre física Marie Curie, Hélene Langevin Joliot, sostiene que “los científicos deben ocuparse del uso que se le dan a sus descubrimientos. Y la sociedad debe participar en las decisiones”.
Langevin Joliot tiene 83 años y también es física como su abuela. Trabajó en los inicios de su carrera en el laboratorio que habían abierto sus padres, Irène Joliot-Curie y Frédéric Joliot-Curie, en el Instituto de Física Nuclear, en Orsay, Francia, y hoy pertenece al cuerpo de asesores científicos del gobierno francés.
Se ha dedicado a difundir el legado de su familia, y a la promoción del rol de la mujeres en la ciencia.
Esta semana, la física –nacida en París– estuvo en Buenos Aires para dar conferencias y participar en los festejos por los 80 años del Hospital de Oncología Marie Curie de Capital. Fue declarada visitante ilustre de la Ciudad por la Legislatura porteña.
La mujer, que aceptó una charla con periodistas en un despacho del hospital, insiste con la responsabilidad social de los científicos: “Un investigador no puede sólo decir: ‘Miren lo que encontré’.
Como decía mi abuelo Pierre Curie, en manos de criminales, el radio puede ser muy peligroso ”. El radio es uno de los elementos químicos que Marie y Pierre Curie descubrieron en 1898, y que sirvió para el desarrollo de tratamientos contra el cáncer, entre otras aplicaciones.
Vivaz y amable, la nieta cuenta que ella misma se involucró desde su juventud en el movimiento pacifista para evitar el desarrollo de armas atómicas (aunque con poco éxito). Ahora, tras las explosiones en la planta nuclear de Fukushima después del terremoto y el tsunami que sacudieron a Japón, la física opina: “Se impone la reflexión sobre la energía nuclear. Aunque hay que tener en cuenta que los efectos sobre las vidas de las personas de las explosiones en la planta nuclear son mucho menores al impacto del terremoto y el tsunami en sí mismos” .
A Langevin Joliot también le preocupa que la sociedad en general entienda la actividad científica. “Generalmente se dice que tenemos ciencia por todos lados, pero la realidad es que la mayoría de la gente recibió educación e incluso fue a la universidad pero se ha olvidado sobre el método científico”.
En su memoria hay pocos recuerdos de su abuela Marie Curie cuando estaba viva. “Yo era chica y no la veía como una persona famosa. Sé por mis padres que era muy curiosa. Ella era la organizada, y mi abuelo Pierre era más soñador”. Cuenta que tiempo atrás su familia decidió donar todos los materiales que poseían de la abuela a la principal biblioteca de Francia , y se dieron cuenta que debían hacerles un análisis: “Todos los papeles estaban contaminados. Estuvieron un año en cuarentena, y después los donamos” . Ella se ocupó de recopilar las cartas entre su abuela y su madre en un libro que fue publicado en enero pasado, como parte de las celebraciones del Año Mundial de la Química, en homenaje a los 100 años de la entrega del segundo premio Nobel a Marie Curie.
Cuando se le pregunta por qué eligió la física nuclear, contesta que era la disciplina que más rápido avanzaba en la época de su adolescencia”. Nunca se arrepintió.
Estuvo casada con un físico nuclear, Michel Langevin, con quien tuvo un hijo que hoy es astrofísico.
A los jóvenes, la mujer les aconseja: “No sigan una carrera porque está únicamente de moda. Sólo sigan una carrera porque les apasiona. Y si eligen la física, hay que evitar la competencia agresiva con los colegas. La investigación es una actividad demandante, pero el éxito se logra con el balance entre la vida personal y familiar , los papers y la responsabilidad como científico y ciudadano”.
Tomado de Clarín.com: “Los científicos deben ocuparse del uso que le dan a sus descubrimientos”.

Convoca el CNEA al Primer Taller Provincial sobre tratamiento magnético en la industria azucarera

Durante las sesiones de la Comisión de Industria de la pasada IV Conferencia Internacional de Electromagnetismo Aplicado, los asistentes a los debates acordaron celebrar, en el próximo mes de Septiembre, un Taller en el que Directivos y miembros de las diversas industrias y asociaciones vinculadas el Ministerio de la Industria Azucarera, debatieran, en presencia de investigadores del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA), acerca de los beneficios probados del tratamiento magnético en la agroindustria Azucarera.

Para dar cumplimiento a este propósito, el Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado comenzó a circular la Convocatoria al 1er Taller Regional sobre la aplicación y generalización de la tecnología del Tratamiento Magnético en la agroindustria azucarera, el cual, en definitiva, se desarrollará en las instalaciones del CNEA el próximo 12 de Octubre del año en curso.

Según anuncia la Convocatoria dada a conocer por el CNEA, el objetivo del Taller es debatir resultados y proyecciones de trabajos relacionados con el tratamiento Magnético en las siguientes áreas y temáticas:

  • Agua de riego para el cultivo
  • Bancos de semillas
  • Agua de imbibición
  • Calentadores
  • Evaporadores
  • Tachos
  • Preparación de la semilla para tachos
  • Calderas
  • Bombas de vacío
  • Compresores
  • Enfriamiento de turbo generadores
  • Derivados

También se abordarán cuestiones relacionadas con el diseño de los Dispositivos Acondicionadores Magnéticos (magnetizadores) y las principales hipótesis que intentan explicar los mecanismos de acción del campo magnético sobre el fluido, a partir de los resultados de investigaciones básicas recientes.

Esta vez, y por ser la primera edición, su alcance se limitará a la provincia Santiago de Cuba. En el futuro, es interés que esta experiencia se extienda a otras provincias, hasta alcanzar nivel nacional, toda vez que en años anteriores, productos del CNEA fueron generalizados en todos los centrales azucareros del país.

Puede descargar la Convocatoria desde el siguiente enlace: Convocatoria Taller CNEA

Informe sobre la Ciencia de la UNESCO, 2010

El Informe sobre la Ciencia de la UNESCO, 2010, comienza donde terminó su predecesor, hace cinco años. La finalidad del primer capítulo es ofrecer un panorama global de la situación tal y como ha evolucionado en los últimos cinco años, prestando especial atención a las características «nuevas», «menos conocidas» o «imprevistas» que se desprenden de los datos y los capítulos que figuran a continuación.
Para conocer más al respecto puede leer el enlace completo en la página de la OEI Informe sobre la Ciencia de la UNESCO, 2010.