Curso de verano sobre tratamiento magnético en el cultivo de café

La Dirección de Investigaciones del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado pone a disposición de los interesados una Asesoría titulada: Aplicación de los campos magnéticos y electromagnéticos en el crecimiento y desarrollo de semillas botánicas de cafeto.

Esta actividad de postgrado se desarrollará en áreas del CNEA y la Universidad de Oriente entre el 11 y el 15 de julio del año en curso y, aunque enfocada fundamentalmente al cultivo del café, su programa incluirá interesantes aspectos relacionados con los mecanismos y bases biológicas del efecto de los campos magnéticos y electromagnéticos, así como las aplicaciones del riego con agua tratada magnéticamente (ATM) en diversos sistemas agrícolas.

Puede descargar el Programa del curso desde el siguiente vínculo:Programa campos magnéticos y café CNEA 2011

Los interesados en los cursos propuestos pueden contactar a la Ing. Rebeca Conde García, Directora de Transferencia de los Resultados de la Investigación.

Estos cursos también pueden ser solicitados en otras fechas, las cuales serían coordinadas con los profesores del mismo, siempre que los interesados garanticen un mínimo de matrícula

Recibe el CNEA la bandera que lo acredita como Colectivo Vanguardia Nacional

“Es una satisfacción para nosotros que el CNEA haya obtenido por 15 años consecutivos la condición de Colectivo Vanguardia Nacional”, expresó Georgina Bonilla Pimentel, Secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadores de las Ciencias (SNTC) momentos antes de hacer entrega de la bandera que acredita al CNEA con tan alta distinción, conferida por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) a propuesta del SNTC.

El sencillo acto, celebrado en horas de la tarde de hoy miércoles 1 de junio de 2011, estuvo presidido por: Georgina Bonilla; Migdalia Montoya Rodríguez, funcionaria del Comité Provincial del PCC; Pedro Fernández Rodríguez, miembro del Secretariado Nacional del SNTC; Dr Adolfo Arsenio Fernández, Rector en funciones de la Universidad de Oriente; Hipólito Carvajal, Vicerrector de Investigaciones y Postgrado dela Alta Casade Estudios, Tania Medina Barrientos, Secretaria General del Sindicato Provincial de Trabajadores de la Ciencias; Pedro Gross Cobas, Secretario General del Buró Sindical de la universidad santiaguera; José Joaquín Tristá Moncada, director general del CNEA, así como los factores de la institución.

Luego de un maravillosos momento musical a cargo del guitarrista concertista santiaguero Aquiles Jorge,la Lic. Yarindra Mesa Mariño, Secretaria General dela Sección Sindicaldel CNEA, dio lectura a un breve resumen de los principales resultados de la institución a lo largo del pasado año y que constituyen los principales méritos por los cuales se otorgó al CNEA, por decimoquinta ocasión consecutiva, la distinción como Colectivo Vanguardia Nacional.

Por su parte, Georgina Bonilla explicaba durante su intervención, la relevancia de una institución como el CNEA, cuyo principal mérito es el lograr introducir, con grandes impactos, los resultados de su gestión científico-técnica en sectores clave de la economía y la sociedad como son la agricultura, la salud y la industria.

El pasado año 2010la Emulación Socialista en el país se realizó con una mayor rigurosidad, según asegura la dirigente sindical. Muestra de esto es que, en comparación con años anteriores en los cuales el SNTC contó con 40 centros que alcanzaron la condición de Vanguardias Nacionales, durante el 2010 sólo 17 centros pertenecientes al Sindicato de las Ciencias alcanzaron tan alta distinción y, de ellos, el CNEA fue el único dela provincia Santiagode Cuba, lo cual aumenta la significación de este nuevo logro de los trabajadores de nuestra institución.

Las palabras centrales estuvieron a cargo de Georgina Bonilla, Secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Ciencia

La Secretaria General del SNTC, nos estimuló, igualmente, a optar por las condecoraciones que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, a los centros destacados del país, pues “el CNEA tiene todas las condiciones” para obtenerla, concluyó Bonilla Pimentel.

En lo adelante el compromiso es grande, y no es más que el de continuar el esfuerzo por llevar a la sociedad los resultados de la ciencia y la técnica.

Momento en el que se hace entrega oficial de la Bandera que nos acredita como Colectivo Vanguardia Nacional
La foto oficial. Colectivo Vanguardia Nacional por decimoquinta ocasión consecutiva

Puede acceder a más fotos en nuestro sitio de Facebook

 

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Atractivas conferencias, provechosos debates y buenas nuevas.

Si alguna duda quedara a los organizadores del Taller “Comunicación y Divulgación científica: una mirada desde los centros de investigación”, sobre la pertinencia del mismo en el contexto actual de la ciencia santiaguera, quedó totalmente despejada durante los debates sostenidos los días 17 y 18 de mayo en el Salón de Protocolos del CNEA.

El Ing José Joaquín Tristá, Director General del CNEA, da la bienvenida a los participantess

Investigadores de instituciones de ciencia del territorio, profesores de la Universidad de Oriente, gestores de información, bibliotecarias, estudiantes de pregrado de la universidad santiaguera, del Instituto y del Instituto Superior de Ciencias Médicas, periodistas, comunicadores sociales, informáticos y otros, se dieron cita en el CNEA para intercambiar ideas, proyectos, experiencias sobre la comunicación y divulgación científica desde nuestro entorno; en una muestra objetiva de lo planteado por la doctora Luisa Massarani cuando comentaba que el perfil de la persona que vaya a divulgar la ciencia es amplio, y afirmaba: “Lo que sí importa es que tenga interés en reducir la brecha entre la ciencia y la sociedad.” Y debemos reconocer que ese interés se evidenció en los asistentes a este primer taller.

La conferencia impartida por la Dra liliana Gómez tuvo una gran acogida

El programa del Taller se dividió en dos jornadas. La primera de ella estuvo dedicada a la presentación de Conferencias que sentaron las bases teóricas para el debate. De esta forma, el auditorio reunido en el acogedor ambiente del Salón de Protocolos del CNEA, pudo disfrutar de la exposición del Dr.C. Giovanni Villalón, especialista de Comunicación Social de la Delegación Provincial del CITMA en Santiago de Cuba, quien abordó el tema “Sustentos teóricos metodológicos de la comunicación y divulgación científica. Experiencias en Santiago de Cuba”, durante el cual expuso a los oyentes importantes aspectos conceptuales e hizo hincapié en la necesidad “profesionalizar la divulgación científica”. Otra de las conferencias que más amplia aceptación encontró en los asistentes fue la impartida por la Dra.C. Liliana Gómez Luna, investigadora prolífica, y Asesora de Ciencia y Técnica de la Vicerrectoría de Investigaciones de nuestra sexagenaria universidad, quien tituló a su exposición “Comunicación y divulgación científica: una responsabilidad individual e institucional” y evidenció, desde el contexto de nuestras universidades, lo expuesto por la Dra.C Diana Cazaux en su artículo “¿Quién debe comunicar la ciencia?”, cuando expuso que la escasa participación de los científicos en actividades de comunicación pública de la ciencia se debe a causas multifactoriales entre las que sobresale “la multitud de labores y gestiones que acompañan habitualmente a su [de los científicos] trabajo de investigación, o la escasa importancia que se da a estas tareas a la hora de evaluar la actividad de los científicos (…)” . Según la opinión de la Dra Liliana Gómez, ampliamente compartida por los presentes, los indicadores de evaluación del desempeño científico de los profesores (que además actúan en la mayoría de los casos como investigadores) “crea un modelo de profesional que no sabe divulgar”, al exigir al profesional la especialización en producción de artículos científicos especializados que sólo puede ser consumido por un público también especialista en la temática tratada. La Dra Gómez Luna sentenciaba: “No es ético atender a un solo tipo de público, desconociendo al gran público”.

En este sentido, sin embargo, nos aportó una buena nueva al informar que apenas dos semanas atrás, el Ministerio de Educación Superior de Cuba (MES) había incluido entre los indicadores de evaluación del desempeño científico del profesor/investigador universitario, el de “Cultura y percepción social de la ciencia”, noticia esta que de inmediato tuvo excelente acogida por parte de los presentes.

La última conferencia de la jornada estuvo a cargo de la Dra.C Maribel Brull González, presidenta de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales en Santiago de Cuba, quien nos introdujo, de una forma muy amena, los conceptos referidos a la contaminación comunicacional. Además, en conjunto con Lic. Luisa Cepeda, mostraron parte de sus trabajos investigativos en el campo de la Comunicación de la Ciencias en nuestro territorio.

Por otra parte, la segunda jornada de trabajo, celebrada el miércoles 18 de mayo, estuvo dedicada a la presentación de experiencias de comunicación y divulgación científica realizadas desde los diferentes centros de investigación. Previo a la presentación de estos trabajos, disfrutamos de la exposición del Dr.C. Fidel Gilart González quien abordó una vez más la temática “Ciencia y seudociencia: una mirada desde el electromagnetismo”, fragmento de la presentada, con gran acogida, durante las jornadas de la pasada IV Conferencia Internacional de Electromagnetismo Aplicado.

Las experiencias mostradas hicieron uso de varias herramientas comunicativas: desde el documental científico, con la muestra de la bella obra “Ecosistemas del Caribe”, realizada por estudiantes canadienses de la Universidad de Alberta, Canadá, bajo la dirección general de la Dra.C. Liliana Gómez Luna, pasando por el uso de los blogs institucionales (CNEA), las multimedias (Centro de Estudios de Biotecnología Industrial, CEBI) y el espacio histórico-cultural “Desempolvando”, desarrollado por el Archivo Histórico de la ciudad de Santiago de Cuba, que pretende “desempolvar” no solo la historia de la ciudad, sino temáticas y tradiciones que en su conjunto contribuyen a la conformación de la idiosincrasia de los cubanos y los santiagueros en especial.

Al final de la jornada de este 18 de mayo, se presentó a los asistentes, la Convocatoria al segundo Taller, a celebrarse en semejante fecha del año 2012, en conmemoración a la fundación de la primera Academia de Ciencias de Cuba (el 19 de mayo de 1861).

Debates

La Dra Maribel Brull confirmó el coauspicio de la segunda edición del Taller por parte de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales

Cada jornada dispuso de un espacio para el debate de los temas tratados durante las exposiciones de conferencias y experiencias, aunque el mismo fue aprovechado igualmente para comentar y analizar otras experiencias desarrolladas en diferentes instituciones de ciencia del territorio.

En cada momento se resaltó la pertinencia de un evento de este tipo y, en tal sentido, fue muy importante la intervención de la Dra.C. Maribel Brull quien brindó el coauspicio de la segunda edición por parte de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, y del Programa Ramal de Comunicación Científica.

Además, comentó de la necesidad de que, como parte del evento, pudiera contarse con una publicación donde se recojan las experiencias presentadas en el mismo.

Otro tema muy debatido fue el relacionado con el uso de los blog institucionales, y se manifestó, como uno de los retos y estrategias posibles a seguir, la creación de una “blogosfera de la ciencia santiaguera”, desde donde se pueda mostrar al mundo, los resultados científicos de la ciencia que se hace en esta región del país.

Retos para el futuro

La necesidad de un espacio donde se debata sobre la comunicación y divulgación de los resultados científicos, haciendo énfasis en el papel de los centros de investigación como gestores de los mismos; quedó confirmada con la celebración de este primer Taller. Sin embargo, como todo lo que inicia, muchos detalles quedarán por ajustar en el año que media entre esta edición que recién vio luz y la segunda que desde ya se hace imprescindible.

Convocar de forma especial a aquellos representantes de los centros de investigación que no estuvieron representados en esta experiencia inicial, ampliar el número de temáticas tratar, e involucrar a un mayor número factores clave dentro de la comunicación de la ciencia (dígase periodistas, comunicadores y científicos; sin demeritar a otros), se nos presentan como algunos de los principales retos a alcanzar para el año 2012.

El primer paso está dado. De ahora en adelante, tal y como lo exige la comunicación de los resultados de la ciencia, lo importante es la constancia.

1. Avanza la divulgación de la ciencia en América Latina, pero debe ser más crítica y regionalizada. Tomado de: http://www.oei.es/divulgacioncientifica/reportajes162.htm

2. Cazaux, Diana (2009, julio-septiembre) ¿Quién debe comunicar la ciencia? Razón y Palabra, 69. Consultado el 5 de marzo de 2011, en http://www.razonypalabra.org.mx/periodismocientifico/jul31.htm

Se desarrolla con éxito en el CNEA primer Taller provincial de Comunicación y Divulgación científica

Durante la tarde de hoy se desarrolló la primera jornada del Taller provincial «Comunicación y Divulgación científica: una mirada desde los centros de investigación» que, convocado por la Dirección Organizacional del CNEA y con el apoyo de la Delegación Provincial del CITMA en Santiago de Cuba, concluirá mañana.
Hoy se contó con tres excelentes conferencias impartidas por el DrC Giovanni Villalón, la DrC Liliana Gómez Luna y la DrC Maribel Brull González, esta última, presidenta de la Asociación de Comunicadores Sociales en Santiago de Cuba.
La jornada culminó con un provechoso debate en el cual, desde ya, se plantearon objetivos y estrategias concretas en aras de profundizar en la temática de la comunicación y divulgación científica.
En los próximos días, desde las páginas de este blog, estaremos brindando más detalles de los debates que tiene por sede el Salón de Protocolos del CNEA

Dossier Academia

El próximo 19 de mayo se conmemorará el 150 Aniversario de la fundación de la Primera Academia de Ciencias de Cuba, la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana.

Con motivo de esta efeméride, la revista Juventud Técnica, de la Casa Editora Abril, dedica su Dossier del mes de mayo a la historia y trascendencia de tan insigne institución.

Les dejamos el vínculo tan interesante trabajo periodístico.

Dossier Academia

1º de Mayo

Cada año, un alto en el camino. Un día para recordar que los hombres y mujeres de ciencia también somos seres sociales, somos trabajadores. La madrugada santiaguera se colorea de obreros, estudiantes, científicos…El CNEA se une a una marea humana que baña gran parte de la autopista que desemboca en la ciudad, y a las siete en punto de la mañana, desfila junto a cientos de miles de trabajadores, en una sola voz, en conmemoración a la fecha de todos…

Este año nuevos motivos…somos el único centro Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Ciencia…Con nosotros, como es costumbre, los pequeños hijos (e hijas) de nuestros investigadores…¿futuros científicos?…tal vez.

Acá les regalamos una crónica gráfica de este 1º de mayo…una jornada diferente para la ciencia.

Por vez primera nuestra mascota (Ceneito) desfila junto a los trabajadores del CNEA.

Centro Vanguardia Nacional

Frente a la Plaza de la Revolución

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Avanza la divulgación de la ciencia en América Latina, pero debe ser más crítica y regionalizada

Agencia ID. OEI-AECID. En América Latina la divulgación científica registra importantes avances. En varios países de la región, como Brasil, se crearon museos dedicados de manera específica a esta área. Por otro lado, la ciencia se hizo presente en diversos diarios y programas de radio y televisión porque temas como el de los transgénicos y el uso de células madre embrionarias entraron a debate público.

Así lo consideró la doctora Luisa Massarani, coordinadora para América Latina y el Caribe de Science and Development Network (SciDev), un portal dedicado desde hace 10 años a brindar información sobre ciencia y tecnología para el mundo en desarrollo.

Sin embargo, dijo, es necesario que la divulgación científica sea más crítica e incluya temas regionales. Otro aspecto que resaltó es que la divulgación científica dejó de ser realizada como pasatiempo; a pesar de que algunas personas todavía lo hacen como «amateurs», hoy en día hay profesionales de la divulgación científica. 

Al respecto, la periodista científica Lisbeth Fog, consultora regional de SciDev, observa que el “éxito” en la divulgación  de la ciencia es la constancia de quienes la divulgan, porque hay que  acostumbrar a la gente que en determinado medio y espacio puede encontrar información sobre ciencia y tecnología.

Para “conquistar” a la gente con temas científicos, hay que ser constantes y decirles: ‘en tal estación o espacio hay información de ciencia y tecnología`, con el fin de que se habitúen al medio. 

Observó que hay un grave problema sobre los espacios creados para dar a conocer esta temática: primero los proyectos se presentan, tienen su impacto y luego mueren por falta de financiamiento. “La llave es que los proyectos tengan continuidad  porque las personas tardan meses en acostumbrarse a que ya existe un lugar donde encuentran información de ciencia”.

¿Quién divulgará la ciencia?

La doctora Luisa Massarani comentó que el perfil de la persona que vaya a divulgar la ciencia es amplio, y puede ser desde un periodista, un científico o hasta un artista. “Lo que sí importa es que tenga interés en reducir la brecha entre la ciencia y la sociedad”.

Lisbeth Fog coincidió con Massarani al sostener que la divulgación de la ciencia la puede hacer cualquier profesional capacitado en la entrega de la información, incluso los investigadores que hacen sus trabajos en –por ejemplo- salud pública, investigación social o ingeniería.

“El divulgador puede ser cualquier profesional, pero cuando entramos al periodismo científico, al oficio que es ‘entregar’ noticias, los periodistas tienen esa responsabilidad”, indicó.

Reconoció que aunque los periodistas tienen esa responsabilidad no significa cerrarles las puertas a otros profesionales que demuestran  ser talentosos al escribir, al hacer programas interesantes de radio y televisión usando las técnicas del periodismo.

Prioritariamente –continuó- deben ser los periodistas, sobre todo  los especializados en divulgar la ciencia, para lo cual sugiere que tienen que estar preparados al entregar una información pertinente, adecuada y rigurosa, ya que no se trata de transmitir una información sólo por transmitirla.

Más allá de la preparación del periodista –observó Fog- es preciso convencer a las personas que manejan los medios de comunicación (directores, editores y jefes de información) que los periodistas científicos son necesarios para contar en el periódico, página web, radio y televisión con información adecuada en temas científicos destinada al lector o audiencia.

Buenas experiencias

Ambas especialistas consideran que resulta indispensable implementar la creación de cursos de capacitación para los divulgadores de la ciencia.

Incluso comentaron que a nivel regional en México, Brasil, Argentina, Chile y Colombia hay experiencias interesantes con la impartición de cursos y talleres, y se percibe que han hecho bien las cosas. De manera particular, dijo Massarani, la divulgación científica se ha incrementado en América Latina y en menor velocidad en el Caribe.

Fog explicó que México y América del Sur han tenido un impacto creciente dentro del portal de SciDev y falta tener impacto en los países de Centro América y el Caribe, pues en estas naciones aún está incipiente “no sólo el periodismo científico, sino la ciencia”.

Plataforma SciDev

Y una opción para divulgar los temas científicos es la plataforma SciDev dedicada a brindar información confiable y autorizada sobre ciencia y tecnología para el mundo en desarrollo.”Brindamos información a quienes elaboran políticas, a científicos, medios de comunicación y a la sociedad civil sobre cómo la ciencia y la tecnología pueden reducir la pobreza, mejorar la salud y elevar los estándares de vida alrededor del mundo”, dijo Massarani.

Es un proyecto –continuó la coordinadora regional- con carácter único en la zona que permite dar visibilidad a la ciencia de la región que en ocasiones no es conocida por los países vecinos.

Por su parte Lisbeth Fog comentó que la constancia en el trabajo de SciDev los llevará a que la gente conozca la plataforma que difunde temas de ciencia y tecnología. Y con el uso de las nuevas tecnologías como internet hay posibilidad de estar informado o informar de manera rápida. “SciDev tiene 10 años, el continente es grande y hay que trabajar más para que nos conozcan de manera paulatina y permanente”.

Hasta el 16 de noviembre del año pasado, SciDev tenía registrados a nivel mundial 53.243 usuarios; de ellos  10.082 son de América Latina. De los países que más se tiene visita a esta plataforma se encuentra la India 15.878 visitantes, México con 7.560 y Colombia con 4.641.

Tomado de Divulgación y Cultura Científica Iberoamericana: Avanza la divulgación de la ciencia en América Latina, pero debe ser más crítica y regionalizada.

22 de abril: Día de la Tierra

A propósito de la celebración, mañana día 22 de abril, del Día de la Tierra, les presentamos este artículo escrito por la DrC Liliana María Gómez Luna especialmente para el cuarto número del Boletín Interno del CNEA .

El 22 de Abril se celebra el día dela Tierra. Undía… sólo un día de celebración, algo simbólico, aunque en realidad debemos dedicarle un pensamiento y una acción diariamente a nuestro planeta.

¿Qué se celebra exactamente? Cada 22 de abril celebramos el surgimiento del  movimiento ambientalista moderno. Fue en 1970, cuando 20 millones de norteamericanos tomaron las calles, los parques y los auditorios para manifestarse por un ambiente saludable y sustentable, por eso se instauró la celebración, con el nombre de ¨El día de La Tierra¨. En aquel año, se logró el apoyo de políticos de distintas tendencias, ricos y pobres, citadinos y granjeros, magnates y líderes sindicales. Ese día condujo además a la creación de la Agencia de Protección al Medio Ambiente de Estados Unidos y a la aprobación de leyes relacionadas con el aire limpio, el agua limpia y la conservación de especies en peligro de extinción. A partir de entonces, cada año en esta fecha, el mundo entero reflexiona y se moviliza por una Tierra mejor, aunque la celebración tuvo sus altas y sus bajas.

Lejos de ser algo formal, o una oportunidad para demostrar cierto interés por temas ambientales, sin una conciencia real del escenario ambiental que vivimos hoy, debemos convertir este día en un espacio para la reflexión y la acción, sobre todo esta última. Hoy se hace necesario, más que nunca, promover conductas ambientales responsables, promover también el conocimiento sobre los ecosistemas y sus recursos, y resulta clave sensibilizar a tomadores de decisión. Debemos adoptar, todos, una actitud responsable, pero hay que acotar que la responsabilidad y la voluntad política pesan mucho en un “Día de la Tierra”.

Adoptar acciones y un modo de vivir ambientalmente responsable es por supuesto, un gran reto. Las responsabilidades van desde lo individual a lo colectivo, desde una calle a una nación, o hasta una región. La concientización debe llegar a cada uno de los habitantes de este planeta, con el cual algunos han logrado vivir en armonía, pero la mayoría, a pasos de gigantes, han aprendido a irrespetar.

No voy a hablar de lo mal hecho, sino de las acciones simples que podemos hace cada día. La lista de prácticas sensatas es extensa: evitar ruidos molestos, ahorrar agua, electricidad, generar menos basura, reciclar, realizar elecciones correctas sobre el combustible que se usa en los autos, pero mejor, utilizar alternativas viables para contribuir con la disminución de la contaminación ambiental, evitar trasladar especies de una región a otra; no contribuir con el tráfico de estas; clasificar la basura para su depósito en lugares específicos, según sus características y riesgos; no mantenerse inmutable ante un problema ambiental cuya solución esté a nuestro alcance; predicar con el ejemplo, para formar nuevas generaciones ambientalmente responsables. El gran problema es el modelo de desarrollo culturalmente impuesto…  ¿quién no quiere un auto propio, o traer una planta o una mascota exótica a un hijo? ¿quién está dispuesto a cambiar su auto privado por una alternativa pública o por una bicicleta? ¿quién si puede ,rehusaría a tener una piscina en casa? Podemos hacernos miles de estas preguntas; difícil es encontrar una respuesta que justifique cada uno de nuestros actos o maneras de pensar.

La Tierra, este planeta que habitamos surgió hace más de 4 500 millones de años; mide de polo a polo unos 12 713 kmde diámetro y un poco más por el Ecuador (12 756 Km). Su superficie terrestre nos sostiene (aproximadamente 510 millones de Km2); somos aproximadamente unos 6 000 millones de personas, y la mitad de nosotros tiene menos de 25 años. Por si fuera poco, la Tierra nos provee agua, cuyo volumen total se estima en unos 1 420 millones de Km3, incluyendo la contenida en ríos, lagos, hielos, océanos, la atmósfera y el subsuelo. Tiene grandes montañas, como el Monte Everest con8 848 m y enormes depresiones, comola del Mar Muerto, un mar interior cuya superficie está a399 m bajo el nivel del mar. Una fauna y una flora muy rica, aunque se pierden decenas de especies por día. De manera singular este planeta posee esos espacios perfectos para el asentamiento de grandes y vistosas ciudades: las costas, en las que vivimos, admirando sus valores estéticos o preocupados por su degradación, mientras la Tierra gira y gira, parsimoniosa, sobre sí misma en 23 horas, 56 minutos y 4 segundos, demarcándonos nuestros días y alrededor del sol, para lo que emplea 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9 segundos, lo que para nosotros es un año.

El fundador del Día de la Tierra, Gaylord Nelson, dijo una frase que pasó a la historia, pero es bueno leerla una y otra vez y entenderla: «No olviden nunca, si quieren que la nación tome grandes decisiones sobre aspectos políticos, que el pueblo es la fuente del poder. Con él pueden hacer cualquier cosa, sin él, nada». Gaylord Nelson, entonces Senador por Wisconsin y por mucho tiempo conservacionista, fue una de las personas que entendió que los métodos desarrollados para la protesta contra la guerra bien podían ser eficaces en otras esferas.

«En aquel momento», escribió Nelson, «había gran descontento en las universidades a causa de la guerra en Vietnam. Se realizaron protestas denominadas clases anti guerra a lo largo de los centros educativos de toda la nación y en un vuelo desde Santa Bárbara a la Universidad de California en Berkeley, leí un artículo sobre tales clases; de pronto se me ocurrió la idea: ¿Porqué no dar una clase nacional sobre medio ambiente? he aquí el origen del Día de la Tierra». Regresó entonces a Washington en agosto del 1969 y empezó a promover el Día de la Tierra entre gobernadores, alcaldes de las principales ciudades, editores de periódicos universitarios y, lo que es más importante, enla Revista Académica, que circulaba en las escuelas primarias y secundarias de todo el país. En septiembre, Nelson anunció formalmente que haría una clase nacional sobre medio ambiente en la primavera de 1970. Posteriormente, narró lo que sucedió:

«Los servicios por cable difundieron el artículo por todo el país. La respuesta fue increíble. Actuó como los funcionarios que reprimen el crimen organizado. Telegramas, cartas y llamadas telefónicas llovieron de todo el país. Con la ayuda del personal del Senado, llevé a cabo actividades relativas al Día de la Tierra, fuera de mi oficina. Para diciembre, el movimiento se había expandido tan rápidamente que se hizo necesario abrir una oficina en Washington para servir de Centro Nacional de Distribución de Información y atender las preguntas y actividades concernientes al Día dela Tierra. Eneste punto, contraté a Denis Hayes y otras personas para coordinar el esfuerzo. El Día de la Tierra alcanzó lo que yo ansiaba. El objetivo consistió en demostrar una inquietud tan grande por el ambiente a nivel nacional, que sacudiera la arena política. Fue una jugada riesgosa, pero funcionó. Unos veinte millones de personas participaron en manifestaciones pacíficas en todo el país. Diez mil escolares y liceístas, dos mil colegios universitarios y mil comunidades tomaron parte. Realmente fue una asombrosa explosión popular. La gente se preocupaba y el Día de la Tierra se convirtió en la primera oportunidad que jamás habían tenido para unirse en una manifestación nacional que enviara un gran mensaje a los políticos: el mensaje de que despertaran e hicieran algo¨.

Han pasado muchos años y el escenario ambiental sigue el curso que predijola bióloga Rachel Carlsonen su ¨Primavera silenciosa¨. Hay quien tilda de apocalípticos los augurios porque confían en la resiliencia de la Tierra; pero un futuro sin trinos ni colores puede estar muy cerca si sólo consideramos la necedad humana. La concientización ambiental ha sido lenta y el apoyo total de las naciones es aún una utopía. La máxima martiana de que la mejor manera de decir es hacer, puede muy bien aplicarse a todo lo concerniente al medioambiente.

Una legislación federal revolucionaria sucedió al éxito del primer Día dela Tierra. En1970 se creó la Agencia de Protección Ambiental, seguida por la Ley del Aire Limpio, yla de Aguas Limpiasde 1972, así como la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973; a partir de entonces han sido miles las iniciativas por hacer más habitable el planeta y respetar las leyes que rigen su equilibrio.

El Día de la Tierra desapareció por un buen tiempo. Aún cuando continuaron las celebraciones anuales, no lograron equiparar el tamaño y entusiasmo del primer año. Este se había convertido en una reliquia de las protestas de principios de los años 1970; vino entonces la labor de las ONGs (Organizaciones No Gubernamentales). Grupos como Greenpeace, formado en Canadá en 1971, adaptó los principios de la desobediencia civil no violenta para crear consciencia pública en torno a la menguante población de ballenas y los riesgos de la energía nuclear. Nature Conservancy, creada en 1951, retomó, a principios de los setenta la idea de la preservación de la diversidad natural y comenzó a comprar tierras sin desarrollar para la preservación dela naturaleza. Institucionesvenerables como Sierra Club yla Sociedad Nacional Audubonentablaron procesos enérgicos contra compañías de explotación forestal, a fin de desacelerar la destrucción de bosques. Las ONGs, financiadas mediante aportes públicos y conformadas por abogados y educadores, así como científicos y naturalistas, se volvieron vigilantes enérgicos del medio ambiente, al tiempo que educaban a personas de diferentes sectores sociales y enjuiciaban a compañías y gobiernos para obligarlos a cumplir con la legislación.

En muchos países se comenzó a reciclar, a clasificar la basura; llegó la idea de la gestión ambiental empresarial y del coste ambiental de los productos del mercado. Las corporaciones, bastante conscientes de los deseos del consumidor y del marco de referencia de las ganancias, comenzaron a promover los llamados productos ecológicos; algunas sufrieron transformaciones radicales, otras se quedaron en el slogan para mejorar las ventas. Lo más importante fue la adopción por muchas empresas de prácticas comerciales que aumentaban la eficiencia y disminuían la cantidad de desechos industriales.

En 1990, el Día de la Tierra fue retomado, iniciativa liderada por Denis Hayes, quien fuera el organizador principal del primer Día dela Tierra. Peroesta vez fue internacional, y abarcó empresas, minorías étnicas y funcionarios públicos. Más de 200 millones de personas en todo el mundo, diez veces más que en 1970, participaron en actividades que reconocían que el medio ambiente había pasado a ser, finalmente, tema de interés público y universal. El impulso global continuó en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), celebrada en Río de Janeiro, Brasil, donde un número sin precedentes de gobiernos y ONGs elaboraron documentos, claves para el desarrollo sustentable de las economías.

En1995, a 25 años del primer Día de la Tierra se evaluó el progreso ambiental del último cuarto de siglo. En los países occidentales, las noticias parecían buenas: el aire y el agua estaban más limpios, los bosques se expandían y muchos indicadores ambientales también iban en ascenso. Sin lugar a dudas, la combinación en ocasiones volátil de legislación, juicios entablados por las ONGs, educación pública y prácticas comerciales más eficientes, había logrado un efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente, pero no todas las noticias eran positivas. Al contrario de lo que se explicaba en The New Yorker,la revista Environment, dirigida por una ONG, ofreció una evaluación sombría: «El Día de la Tierra… ni ha generado una ciudadanía permanentemente activa, ni ha transformado el malestar general que socava la fe en la responsabilidad democrática. Aunque el movimiento ecologista ha hecho grandes avances desde 1970, institucionalmente, así como en la consciencia pública, la seguridad del medio ambiente y la disposición de necesidades fundamentales para todos, sigue siendo hoy más evasivo que hace 25 años».

Y es que las actividades no pueden quedarse en la organización de una Ecoferia de comida, música, exhibiciones y varios foros sobre temas ambientales, como se hace en Idaho; o en programas educativos para niños y adultos, y paseos por parajes naturales; o en la organización de un megafestival, como se hace en el Condado de Contra Costa, cerca de California, donde se ubican tres escenarios con música en vivo, áreas temáticas sobre pronóstico del tiempo, aves en peligro de extinción y automóviles eléctricos, así como cantidad de comida ambientalmente sana; donde asisten más de 20 000 personas. El día de la Tierra es cada día y lo más importante es la actitud de cada uno de nosotros. Olvidamos que la Tierra, como bien afirmó Gandhi, nos da todo lo que necesitamos, pero no todo lo que codiciamos.

El Día de la Tierra, que empezó en 1970 como un movimiento de protesta, ha evolucionado hacia una celebración global del medio ambiente y de nuestro compromiso con su protección. Su historia refleja el crecimiento de la consciencia ambiental en el transcurso del último cuarto de siglo, y el legado del Día de la Tierra es la evidencia inequívoca de que el medio ambiente es objeto de inquietud universal, pero estoy más a favor de que se declare un siglo y no un día dela Tierra. Nodoy explicaciones, porque sólo hay que mirar alrededor o escuchar las noticias diarias para entender mi humilde reclamo, aún cundo tengo la fortuna de vivir en esta isla.

Colonialismo científico: la batalla detrás de las revistas

Colonialismo científico: la batalla detrás de las revistas

Ya no son simples instrumentos para difundir el conocimiento. También representan una especie de círculo vicioso. A mayor cantidad de citas, mayor prestigio para la revista y mayor puntaje para la carrera de investigador. El fenómeno perjudica a la producción regional, que plantea estrategias de publicación bilingüe y acceso abierto. ¿Funcionarán?
Agencia CTyS (Nadia Luna*) – No se trata de las violentas guerras entre conquistadores europeos y aborígenes americanos. Ni de la soberanía económica ejercida por las poderosas potencias mundiales sobre los países de la “periferia”. Pero el fenómeno del colonialismo científico es una arista más de la eterna disputa entre las naciones hegemónicas y las subdesarrolladas. Aquí, el trofeo es el progreso, y el campo de batalla cobra la original forma de las revistas científicas.
Las revistas siempre han sido un instrumento imprescindible para la difusión social del conocimiento científico. Pero a mediados del siglo XX, el prestigio de las publicaciones comenzó a influir cada vez más en la evaluación de la carrera de un científico y así lo demuestra la archirepetida frase “Publish or perish” (publicar o perecer).
Mientras más citados sean los trabajos publicados en una revista, mayor será su prestigio. Si bien es lógico que un investigador quiera divulgar sus papers en publicaciones reconocidas, el problema surge cuando el medio se transforma en un fin en sí mismo.
“Los científicos lo viven como una pesadilla y están obsesionados por cumplir con las normas”, cuenta a la Agencia CTyS Rubén Calmels, subsecretario de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En esta “guerra de saberes”, los países iberoamericanos corren con desventaja, ya que cuentan con menos recursos para destinar a la ciencia que los del “primer mundo”. Como consecuencia, las revistas más prestigiosas surgen de la comunidad científica anglosajona y el inglés se instituye como “lengua madre” de la ciencia.
Pero ahí no terminan las dicotomías culturales. La ciencia también desarrolla una batalla interna entre ciencias duras y blandas. “En las disciplinas duras el Factor de Impacto pesa más”, asegura Jorge Atrio, director del Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT – CONICET), introduciendo un concepto clave en esta “cruzada” cultural.
Pero, ¿cómo se modifican situaciones tan arraigadas que arremeten contra el conocimiento científico universal? Ese es el desafío que Iberoamérica se ve obligada a enfrentar, a través de editoriales, organismos de promoción científica y diferentes políticas públicas, que apuntan especialmente a estrategias de publicación bilingüe y textos con acceso abierto.
Impacto profundo
El Factor de Impacto (FI) fue definido en la década del 60 por Eugene Garfield, creador del Instituto para la Información Científica (ISI), perteneciente a la empresa multinacional Thomson Reuters. Cada año, el ISI calcula el FI de las revistas indizadas en su Science Citation Index (SCI) y lo publica en un informe de citas llamado Journal Citation Reports.
El SCI registra artículos de aproximadamente 3.300 revistas científicas de un total de 70 mil publicaciones de todo el mundo. Para visualizar la disparidad, en 2009 sólo había 34 revistas brasileras, 8 chilenas y 6 argentinas.
La ecuación es bastante sencilla. El FI se obtiene al dividir la cantidad de citas que reciben los artículos de una revista en los dos años previos al que se calcula, por la cantidad total de artículos publicados en dicha revista durante el mismo período.
“Se evalúa indirectamente la capacidad del investigador por el lugar donde ha publicado”, explica a CTyS Daniel Cardinali, doctor en Ciencias Biológicas e investigador superior del CONICET, ya que no se cuentan las citas de “cada uno de los autores, sino de la sumatoria de todos ellos”. Con este criterio, la calidad del artículo pasa a ser secundaria.
Tanto Cardinali como Atrio coinciden en que los datos de citación deben ayudar en la toma de decisiones y no ser aplicados mecánicamente. “Cuando uno se maneja de manera rígida por estos índices, puede cometer injusticias grandes, pero por otro lado no puede prescindir de eso. Tienen que ser un elemento más en la evaluación”, remarcan.
El biólogo ilustró el panorama contando lo que sucede dentro de su disciplina. “Las revistas biomédicas más prestigiosas tienen un FI de entre 20 y 35 –graficó. -Se considera adecuada una publicación biomédica con FI superior a 3 para la investigación básica y a 1.5 para la investigación clínica. En el caso de las latinoamericanas, el FI no supera el 0.5”.
Para el investigador, sería más recomendable tener en cuenta las citas reales recibidas por cada autor. “Ese es el indicador más genuino porque tiene que ver específicamente con su trabajo”, precisa. Sin embargo, reconoce que es un método inadecuado para evaluar a un científico que recién inicia su carrera, debido a que el número de citaciones todavía es bajo.
¿Colonialismo o excelencia?
“No defiendo el colonialismo, pero creo que no todo es colonialismo”, opina, por su parte, la historiadora Noemí Girbal Blacha, Investigadora Superior del CONICET y Asesora de Ciencia y Técnica en la Cámara de Diputados de la Nación. “La sociedad nos paga para producir un conocimiento que tenga el mayor alcance posible y esas realidades deben ser conocidas más allá de nuestros ámbitos locales”, explica.
La doctora Girbal habla desde su propia experiencia: dirige la colección “Convergencia. Entre memoria y sociedad” de la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). “Claro que en las evaluaciones cuenta mucho el lugar donde uno publica -ratifica- pero no está mal. Nosotros mismos queremos que nuestro trabajo se reconozca afuera.”
La investigadora expone así su idea: “A veces creo que muchos colegas tienen miedo de hablar de excelencia académica, como si fuera algo oligárquico, y en realidad la excelencia es una buena formación al alcance de todos pero con ciertas exigencias. Si esas exigencias no existen y todo da lo mismo, me parece que eso no está bien.”
Además, Girbal coincide con Atrio y Cardinali en que importa más calidad que cantidad, porque para que una investigación sea útil no sólo hay que publicarla, sino también utilizarla. Pero justamente por eso, piensa que “es importante medir hacia fuera. Y eso no es colonialismo, sino poder estar a nivel de los demás”, enfatiza.
Aunque no siempre es posible “medir hacia fuera”. “Hay disciplinas en las que tenés que evaluar las investigaciones en un ámbito más local -explica Atrio. -Si alguien se dedica a investigar algo muy puntual, que sólo se da en la región, es difícil que despierte el interés de publicaciones extranjeras. Y ahí es donde empiezan los conflictos. Si a esa persona la evaluás por sus publicaciones en el exterior, no va a salir bien evaluada”.
Es entonces cuando “la exigencia de publicar en determinados medios termina generando el riesgo de que la publicación condicione el tema de investigación”, deduce el director del CAICYT. Es decir, el deseo de publicar internacionalmente puede llevar, a veces, hasta a orientar la investigación hacia problemáticas ajenas a la región.
El dilema de las ciencias sociales
Las publicaciones de las áreas de Ciencias Sociales y Arquitectura, excepto revistas de desarrollo económico, directamente no se tienen en cuenta en el SCI. ¿Por qué? El doctor Cardinali explica que “en las ciencias sociales, por el tipo de producción, la cuestión es mucho menos internacional y preocupa más regional o nacionalmente”.
Girbal, por su parte, pone el ejemplo de los “Cuadernos de GeoHistoria Regional” y la “Folia Histórica del Nordeste”, publicaciones del Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI – CONICET), que tienen una trayectoria de casi cuatro décadas.
“La mayoría de los autores son investigadores del CONICET o de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), pero en las evaluaciones académicas la ponderación es baja porque se le atribuye poca apertura internacional”, lamenta la historiadora.
De todos modos, Cecilia Rozenblum, bibliotecóloga del área de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FAHCE) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), marca un cambio. “En humanidades se tiende a publicar más en revistas nacionales. Pero como el CONICET no da puntaje a las revistas argentinas, todos, desde las dos áreas de conocimiento, están publicando en revistas extranjeras”, relata.
Para la editora de la UNQ, “los esfuerzos para lograr proyección internacional hoy están hechos y avanzan progresivamente, en casi todas las revistas de este ámbito. Corresponde ahora que en las instancias de evaluación se dejen de lado los prejuicios y que estas publicaciones no sigan siendo invisibles y subvaluadas”, sugiere.
Una torre de Babel científica: problemas de cooperación e idioma
Al incentivar la publicación científica local, se busca propiciar una cultura de integración iberoamericana. Sin embargo, muchos investigadores señalan deficiencias de coordinación regional. “Me parece que las políticas científicas se han trazado igual que el ferrocarril inglés”, reflexiona Calmels. “Es un punto que va a distintos lugares del interior pero que, por adentro, no hay ninguna comunicación. Eso hay que construirlo”, afirma.
“Hay una falta de coordinación –coincide Rozenblum- porque sino no se daría el hecho de que el CONICET valúe cero las revistas nacionales y Brasil valúe con mayor puntaje a sus revistas. No se han puesto de acuerdo, quizás no se han planteado la problemática”, asume.
El editor de la UBA vislumbra una potencial solución a través de una situación concreta. “El MERCOSUR no se puede quedar sólo en un mercado común, debería dar una vuelta más sobre aspectos culturales y científicos -especula. -Tenemos que acordar políticas científicas con Brasil, por ejemplo, y aumentar la cantidad de proyectos en común”.
Segunda cuestión: el idioma. “Me parece que el idioma tiene más sentido para las ciencias duras o exactas”, indica Girbal. Cardinali, entonces, opina que la publicación bilingüe “puede ayudar a que los investigadores se vuelquen hacia los órganos locales”, ya que cumpliría con la misión de difundir tanto en sus respectivos países como fuera de ellos.
Pero aún dentro del mismo idioma, el lenguaje de los papers es cada vez más técnico y dificulta el entendimiento, incluso entre científicos de la misma disciplina pero distinta rama. Si a eso se le suman las diferencias de habla entre países, el asunto sólo empeora. “Creo que una cuestión importante para los investigadores más jóvenes es la necesidad de que hablen un lenguaje que pueda ser entendido por la sociedad”, apunta el biólogo.
Acceso Abierto: por la democratización del saber
“Las estrategias deben centrarse en la mayor difusión y visibilidad de las publicaciones, facilitadas por el acceso universal a Internet”. Así introduce el doctor Cardinali un fenómeno que viene en expansión: el “Acceso Abierto” (Open Access). Se trata del acceso libre y gratuito a material en formato digital, especialmente utilizado para artículos de investigación científica. Se dividen en dos grandes grupos.
Los repositorios son archivos de papers, que usualmente almacenan la producción de una determinada institución. Las revistas, en tanto, cuentan con un proceso de evaluación por pares (referato o peer review) que los artículos presentados deben superar para ingresar a la publicación, por lo que otorgan prestigio al investigador. Pero hay diferentes posturas.
“No soy partidario de una apertura total”, sostiene Calmels, al referir que las universidades de los países centrales tienen políticas científicas que responden a sus políticas imperiales. “Yo no le abriría completamente a Oxford, por ejemplo, porque ellos no abren sus archivos y revistas”, argumenta. En cambio, Rozenblum asegura: “Estamos absolutamente a favor del acceso abierto. Nuestro fin es que se conozcan los trabajos de los investigadores”.
El CAICYT es el organismo nacional encargado de administrar diferentes proyectos que promueven la publicación regional. La “vida” de una revista comienza con el ISSN (International Standard Serial Number), el código de identificación de toda publicación periódica (científica o comercial).
El siguiente paso es Latindex, una iniciativa generada a fines de los ´90 por la Universidad Autónoma de México (UNAM), que es un portal compuesto por un Directorio (entran prácticamente todas las publicaciones de carácter científico) y un Catálogo (que indiza sólo las revistas que superan un proceso de evaluación editorial).
Luego, está el Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (NB), específico para publicaciones del país, con requisitos más restrictivos que Latindex. Por último, las revistas del NB tienen la posibilidad de ingresar a SciELO (Scientific Electronic Library Online), una red iberoamericana de bibliotecas electrónicas con revistas científicas a texto completo.
“Hoy estamos en unas 70 publicaciones argentinas en SciELO”, afirma Atrio, y explica que los que quieran entrar tendrán que adherir a las Creative Commons, una serie de licencias gratuitas que consignan libertades y restricciones para quienes citen y utilicen una obra. Son originarias de Estados Unidos, pero ya hay unos 30 países en proceso de traducción de las licencias. “Va a ser una fuerte promoción al acceso abierto en la región”, destaca.
Otra iniciativa regional importante es Redalyc, la Red de Revistas Científicas de América Latina y El Caribe, España y Portugal, que surgió en 2003 impulsada por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Hoy cuenta con más de 700 publicaciones.
También está Dialnet, un repositorio científico iberoamericano creado por la Universidad de La Rioja, España, que incluye más de siete mil revistas y más de tres millones de documentos, y en cuyo ranking de artículos publicados Argentina figura en sexto lugar.
“El acceso abierto es extremadamente importante. Pero alguien tiene que pagarlo”, reconoce Cardinali, y da el ejemplo de “´BioMed Central´, que cuenta con una gran cantidad de revistas médicas inglesas pero le cobra al autor 500, 600 o mil euros por cada publicación, lo cual muchas veces representa la totalidad del subsidio que tiene una persona acá.”
Al mismo tiempo, las revistas y repositorios son emprendimientos que hay que mantener, obligación que se dificulta debido a la escasez de recursos. “Hay centros de investigación muy chiquitos que cuentan con un equipo de trabajo menor, donde no hay plata destinada al editor de la revista. Entonces el comité editorial no cobra, y tiene que hacer su tarea como docente y como investigador, además de la revista”, describe Calmels.
“Los organismos de ciencia deberían asociarse regional e internacionalmente, para que los investigadores que trabajan en esos países tengan la posibilidad de entrar al acceso abierto de manera libre”, concluye Cardinali.
No se tratará de violentas guerras entre conquistadores europeos y aborígenes americanos. Pero el fenómeno del colonialismo científico está causando más de un dolor de cabeza por estos pagos. Sin embargo, la batalla cultural continuará.
*Colaboración: Gaspar Grieco.
Tomado de: Agencia CTyS.

El uso de los campos magnéticos en la agricultura: apostando por una agricultura sostenible

Por: MSc Elizabeth Isaac Alemán. Investigadora del CNEA

El mejoramiento de la producción agrícola, en aras de incrementar la producción de alimentos, constituye para nuestro país, en la actualidad, un asunto de seguridad nacional, tal y como ha sido reconocido en más de una ocasión en los últimos tiempos por la más alta dirigencia cubana. En el resto del mundo no lo es menos, tanto para los estados como para las empresas privadas.

Pero los incrementos de esta producción se enfrentan a múltiples dificultades entre las que se destacan: una creciente demanda alimenticia, en conjunto con un crecimiento demográfico descontrolado; la escasez de tierras cultivables aparejado al empeoramiento productivo de las ya existentes; así como el uso masivo de fertilizantes y plaguicidas, que si bien incrementan notablemente el rendimiento de los cultivos, a la larga causan un daño irreversible al medio ambiente.

De ahí que términos como agricultura sostenible se hacen cada vez más comunes, toda vez que la producción agrícola depende, en gran medida, de recursos limitados como los suelos, el agua y la energía.

Por estas razones, en los últimos años se ha potenciado la búsqueda de soluciones y métodos económicamente viables y compatibles con el ambiente, que conlleven al desarrollo sostenible de la producción agrícola, como resultado de la cual se aumente, o al menos se mantengan, altos rendimientos. Uno de estos métodos ha sido el uso de los campos electromagnéticos.

Aunque la acción de estos campos sobre los sistemas biológicos ha tenido lugar desde los orígenes mismos de la vida, el empleo por parte del hombre data desde hace pocos siglos.

La aplicación del electromagnetismo es un fenómeno complejo, que encierra una serie de condiciones experimentales que abarca desde diferentes formas de aplicación, tiempo de exposición, inducciones magnéticas, frecuencias, intensidades y tipos de campos electromagnéticos. Desde principios de la década de los años 80 comenzaron a publicarse trabajos científicos que demuestran que los sistemas vivos (desde microorganismos hasta organismos superiores) son sensibles a campos magnéticos. Sin embargo, la interacción de estos campos en cada nivel del organismo con estructuras cada vez más complejas, hace más difícil su descripción e interpretación, por lo que aún no se han podido contestar innumerables interrogantes que se presentan a la hora de explicar el ó los mecanismos biofísicos de acción, a pesar de la existencia de muchas hipótesis sobre tales aspectos. Esto evidencia cuánto debe profundizarse en los estudios de este fenómeno.

Resultados de la aplicación de los acondicionadores magnéticos en la agricultura

En la esfera de la agricultura se ha empleado el tratamiento magnético al agua de riego para propiciar a la planta una mejor asimilación de nutrientes, acelerar los ciclos de maduración, evitar las puntas quemadas, entre otros beneficios.

De igual forma se ha empleado esta técnica para incrementar la germinación de semillas, el crecimiento y desarrollo de las plantas, incremento del peso de los frutos y con ello de los rendimientos, así como el mejoramiento de procesos metabólicos en el vegetal.

El Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado ha centrado sus aplicaciones en el empleo de la tecnología del riego con agua tratada magnéticamente (GREMAG®) en el incremento de los rendimientos en cultivos protegidos de hortalizas, fundamentalmente en la producción de tomates, pepino y pimientos, que alcanzan un incremento en el rendimiento, superior al 10%, en más de 5 años de utilización.

Al mismo tiempo, se realizan investigaciones en otros sistemas de cultivos como: organopónicos, viveros, parcelas y casas de aclimatización; con evidencias científicas, de que esta tecnología no agrede al suelo, al aire, al agua, ni al hombre, siendo así, compatible con el medio ambiente.

Más recientemente se han hallado evidencias de las potencialidades del método para la protección fitosanitaria de los cultivos sometidos al tratamiento.

Según nuestra experiencia, y la de decenas de colegas que investigan el uso de los campos magnéticos en la agricultura como métodos físicos de estimulación del crecimiento y el rendimiento de las plantas, esta tecnología constituye una solución prometedora para el mejoramiento de la producción agrícola y de la situación alimentaria y nutricional, de una forma sostenible y en armonía con el medio ambiente.

Resultados de la aplicación de los acondicionadores magnéticos (magnetizadores) en la agricultura