Relevante quehacer de la Comunidad Científica Cubana en 2011

La Comunidad Científica Cubana culmina el 2011 con el logro de importantes resultados en beneficio del país y convencida de la necesidad de alcanzar mayores impactos en la economía y en la sociedad.El Dr Vito Quevedo, director de Ciencia, Tecnología e Innovación, señaló entre los resultados la extensión del producto biotecnológico HEBERPROT-PE para pacientes con úlceras del pie Diabético, la crianza porcina con alimentos nacionales, los ecomateriales para la construcción de viviendas y los aportes de las Ciencias Sociales y Humanísticas.
También destacó la producción de maíz transgénico, avances en la obtención de software y los resultados de investigaciones sobre el cambio climático y su influencia en el país.
Otros logros se vinculan con la producción nacional de turbocombustible, estudios de hidrocarburos, el mapa geológico de Cuba y el uso de la energía renovable.
Otros avances
El intercambio científico en diferentes proyectos con Vietnam, Venezuela, Brasil y otros países, estuvo en la agenda de nuestros científicos en el 2011, afirmó el doctor Vito Quevedo, director de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Subrayó que para el 2012 la prioridad será la contribución a elevar la producción de alimentos, así como continuar con la implementación de los lineamientos y otras tareas vinculadas con energía, agua, salud y la investigación básica.
Vito Quevedo informó también que Villa Clara obtuvo la sede del acto central por el Día de la Ciencia Cubana, el próximo 15 de enero, por su quehacer científico integral con elevada estabilidad, producción y nivel de aplicación de los resultados.
Destacó además el trabajo estable en el sector científico de La Habana, Camaguey y Granma, reconoció la labor de Sancti Spíritus y felicitó a Santiago de Cuba.
Tomado de Relevante quehacer de la Comunidad Científica Cubana en 2011 « ciencia cubana.

Logros de la ciencia de Santiago de Cuba en el 2011 (en apretada síntesis)

En el 2011 en el sector de la ciencia, el Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado resultó ser la única institución Vanguardia Nacional en Santiago de Cuba, mérito avalado por el impacto de sus creaciones en la sociedad.

El Movimiento del Fórum de Ciencia y Técnica en el territorio reconoció en el CNEA uno de los generalizadores más importante y destacó la utilización de los acondicionadores magnéticos en el Hotel San Juan, con un ahorro significativo de divisa por concepto de menor empleo de sustancias limpiadoras. Casi en las postrimerías de este año, el Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado nuevamente fue noticia con el premio anual de salud 2011, obtenido por el Grupo de Ecotoxicología de esta institución, encabezado por la DrC Liliana María Gómez Luna. Una investigación material monográfico titulado Cianobacterias: un riesgo emergente en la ciudad de Santiago de Cuba, que presenta una revisión actualizada de la temática y el riesgo de la contaminación con cianobacterias en embalses de agua de la provincia.

Otro importante premio recibido este año por la ciencia de Santiago de Cuba fue la única Mención Honorífica en el Premio Internacional de Medioambiente Augusto González de Linares de la Universidad española de Cantabria a Manuel García Caluff, director del Jardín de los Helechos de Santiago de Cuba, como reconocimiento a la labor investigativa y educativa de él y el centro por más de tres décadas.

Un impulso significativo en la integración de la ciencia en la provincia y en la región recibió este sector con la creación de la primera filial de la Academia de Ciencias de Cuba en Santiago de Cuba con el objetivo de trabajar en la formación de las nuevas generaciones y conseguir una mayor visibilidad del quehacer científico dentro y fuera de la comunidad de los investigadores.

A pesar de todos estos logros, el 2011 fue un año de eventos, coincidió el XII Simposio Internacional de Comunicación Social, el 5to Taller de Información y Gestión Tecnológica INFOGEST, la XX Conferencia Internacional de Química, el 4to Congreso Internacional de Psicología, la 5ta Conferencia Internacional CARICOSTAS, y otros más, cada uno escenario de intercambio de experiencia y punto clave para futuras investigaciones e integración.

Tomado de Ciencia cubana

Comunidad científica pide código universal de conducta

Representantes de varias de las principales organizaciones de investigación científica del mundo han respaldado un llamamiento por un código universal de conducta sobre los derechos, libertades y responsabilidades de los científicos, exigiendo que este código sea reconocido y considerado como parte de la legislación de cada país.
El llamado forma parte de una declaración aprobada el 19 de noviembre por los participantes del Foro Mundial de Ciencia, una reunión internacional de científicos y parlamentarios realizada en Hungría la semana pasada (17 a 19 de noviembre).
La declaración incluyó propuestas sobre temas que van desde la construcción de capacidad científica hasta la brecha mundial en el acceso al conocimiento científico.
Un código de conducta, señalan, ayudaría a evitar el daño «debido a la ignorancia o el juicio equivocado sobre las consecuencias de nuevos descubrimientos y aplicaciones del conocimiento científico».
«Es responsabilidad de aquellos que promueven la ciencia y de los científicos de mantener la primacía de las preocupaciones morales y sociales por sobre los intereses económicos de corto plazo en torno a la selección e implementación de proyectos de investigación industrializados».
La enérgica posición sigue una enmienda hecha por el Consejo Internacional de Ciencia (ICSU, por su sigla en inglés) en su estatuto actual sobre la libertad científica para incluir las responsabilidades de los científicos junto a la defensa de sus libertades.
Es uno de los temas destacados de la declaración, dijo Sir Brian Heap, miembro del comité directivo del foro y presidente del Consejo Científico Asesor de las Academias Europeas.
«La ciencia, la tecnología y la innovación así como los fundamentos del éxito económico nunca estuvieron en duda. Pero ellas no tienen todas las respuestas, particularmente con las renovadas preocupaciones en torno a la prioridad de las inquietudes morales y sociales por sobre los beneficios a corto plazo».
Pero Carthage Smith, subdirector ejecutivo del ICSU, unas de las organizaciones socias del foro, dijo: «Si bien la ciencia es universal y una pequeña cantidad de normas sobre la práctica de la ciencia puede ser definida o codificada (precisión, integridad, apertura, honestidad, imparcialidad, respeto), es poco probable que un código de conducta detallado sea universalmente útil».
«Los códigos detallados necesitan ser desarrollados localmente, usando esas normas como puntos de partida y transformándolas en buenas prácticas en acuerdo con las partes relevantes de la comunidad científica».
La declaración reconoce que el mundo científico se ha vuelto ‘multipolar’, con las economías emergentes como «jugadores clave en las actividades de investigación y desarrollo de vanguardia». Además de la ética, la declaración establece declaraciones en otras cuatro areas.
Sin embargo, algunos de los pronunciamientos no son nuevos, y son similares a los emitidos en 1999, durante la Conferencia Mundial de Ciencia, que inspiró a los foros científicos bianuales, o de hecho, se asemejan a las conclusiones surgidas de foros anteriores.
Estos incluyen «la urgente necesidad de reducir la brecha entre los países en desarrollo y los desarrollados mediante la mejora de la capacidad científica y la infraestructura en los países en desarrollo» y la necesidad de mayor colaboración, equilibrio de género, la importancia de la ciencia en la política y en la toma de decisiones reguladoras e, incluso, un llamado a un código de ética para científicos.
Pero es discutible qué impacto tuvieron esas recomendaciones después de la conferencia de 1999.
Smith dijo que, si bien las recomendaciones pueden no ser novedosas, sí reflejan un consenso creciente sobre que para la ciencia ‘lo mismo de siempre’ no es suficiente frente a los desafíos [ambientales] que enfrenta el mundo.
El próximo Foro Mundial de Ciencia se realizará en Brasil en 2013.
Tomado de SciDev
 

La Royal Society pone en Internet los secretos

De forma gratuita, cualquier interesado puede consultar más de 60.000 documentos que cubren tres siglos de grandes descubrimientos y pequeños avances que han ido forjando el actual conocimiento científico, recogidos en el archivo de la sociedad, galardonada este año con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

El jurado del galardón apreció el impulso a la «investigación y difusión del conocimiento generado por la humanidad» de la Royal Society, una institución que comenzó su andadura en el año 1660.

Navegar por el vasto archivo de la sociedad británica permite rescatar pedazos de la historia de la ciencia como los pavorosos relatos sobre las primeras transfusiones de sangre.

O saber de jóvenes estudiantes alcanzados por rayos cuando trataban de aclarar la naturaleza de la electricidad, además de las trascendentes investigaciones de científicos como Faraday, Maxwell o Boyle.

«Si se destruyesen todos los libros del mundo y sólo quedara la revista de la Royal Society ‘Philosophical Transactions’, no es aventurado decir que los fundamentos de la ciencia y el progreso intelectual de los últimos dos siglos se salvarían», escribió en 1870 el biólogo Thomas Huxley.

La sociedad británica fue la primera institución del mundo en publicar, en 1665, una revista que cumplía con los estándares de control y rigor que hoy en día se imponen a sí mismas las publicaciones científicas más prestigiosas.

Entre quienes pasaron esos controles estuvo Isaac Newton, quien publicó, en 1672, el que está considerado su primer escrito científico, la «Nueva teoría sobre la luz y los colores».

También escribió en la revista «Philosophical Transactions» Benjamin Franklin, que utilizó una cometa para demostrar, en 1752, que la electricidad de los rayos viaja desde las nubes hacia la Tierra y que se puede recoger de forma artificial.

La ciencia moderna avanzó a ciegas sus primeros pasos, en un recorrido que se puede seguir al detalle a través del archivo de la Royal Society.

Sus publicaciones recogen curiosidades como los escritos del astrónomo francés Adrien Auzout, que en el siglo XVII publicó su particular «Visión de la Tierra desde la Luna», en la que describía el aspecto que debería presentar el planeta para unos «supuestos habitantes» del satélite terrestre.

«Para la gente de la Luna, la Tierra debe mostrar diferentes caras según la época del año. En invierno no debe haber nada verde en la mayor parte del planeta mientras, en verano, todos los campos deben verse amarillos», relataba en 1665 el astrónomo, que llegó a proyectar un telescopio de más de 300 metros para observar la Luna.

La Royal Society se inspiró en las ideas del científico y filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626) para crear una institución dirigida a extender las fronteras del conocimiento a partir del desarrollo de la ciencia, las matemáticas, la ingeniería y la medicina.

«La apertura del archivo abre una ventana fascinante a la historia del progreso científico durante los últimos siglos e interesará a todos aquellos que quieran comprender la evolución de la ciencia», destacó la psicóloga Uta Frith, miembro del comité de bibliotecas de la sociedad.

Los miembros de la Royal Society son elegidos de por vida entre los científicos más destacados en sus respectivos campos y entre sus integrantes han figurado Isaac Newton, Charles Darwin, Albert Einstein, James Watson o Stephen Hawking.

Hoy en día, la institución cuenta con cerca de 1.500 miembros, entre ellos 75 premios Nobel y nueve Príncipe de Asturias, además de cinco representantes de la Familia Real inglesa, entre ellos la reina Isabel II

Tomado de Madrimasd.org

El quehacer científico cubano a través de la mirada de periodistas

Un nuevo blog se suma a la blogosfera cubana y para alegría nuestra, nos trae la mirada de los periodistas sobre la ciencia y la técnica que se desarrolla en nuestro país.

Fruto de la labor de tres periodistas santiagueros: José Roberto Loo Vázquez, Coral Vázquez y Lilieth Domínguez Quevedo, vinculados a la rama de la ciencia en Santiago de Cuba , Ciencia cubana se nos presenta como un interesante proyecto encaminado a exponer los principales resultados de la ciencia y la técnica cubana, desde la perspectiva de nuestros periodistas en varias provincias del país.

Esperamos que etsa nueva iniciativa sea seguida por otras similares que permitan contribuyan a llevar el quehacer científico a un público más amplio y fomente el intercambio y el debate sobre la tecnociencia en nuestro entorno.

Desde Magnetismo Aplicado les desamos muchos éxitos.

Academia de Ciencias de Cuba abrirá filial en el Oriente

La primera filial de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) fuera de La Habana funcionará en Santiago de Cuba para las cinco provincias orientales, informó  el Dr. Pedro Beatón Soler, delegado del Ministerio del ramo en el territorio.

Precisó Beatón que el próximo día 20 será constituida esa dependencia, que tendrá por sede al Museo de Historia Natural Tomás Romay, primera institución científica creada tras el triunfo revolucionario, 45 años atrás.

Antes de la ceremonia de apertura, apuntó el directivo, miembros de la ACC impartirán conferencias en universidades y otros centros docentes locales y cumplirán un programa de visitas a sitios históricos de la urbe.

Los doctores Nicasio Viña Bayés y Vitelio Ruiz, de los Centros Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad y de Lingüística Aplicada, respectivamente, son miembros de mérito de la institución, a la cual pertenecen también otras destacadas personalidades de la ciencia aquí.

La creación de esta filial de la Academia de Ciencias propiciará la coordinación de este quehacer para esta provincia y las de Granma, Holguín, Las Tunas y Guantánamo, donde funcionan instituciones de investigación en diversas ramas de la economía y la sociedad.

En la red de esas entidades en territorio santiaguero se destacan los Centros Nacionales de Investigaciones Sismológicas, Biofísica Médica, Anticuerpos y Biomodelos Experimentales, Toxicología, Energía Solar y Electromagnetismo Aplicado.

Tomado de Prensa Latina

Leer más. Otra vez es noticia el polo científico de Santiago de Cuba.

“Etiquetas geográficas” para rastrear la ciencia del Sur

Herramientas en línea informan sobre la ciencia mundial, pero no sobre su ubicación. Las ‘etiquetas geográficas’ acortan la brecha de conocimientos, dice Nigel Pitman.

Cualquiera que haya hecho una búsqueda en Google Scholar puede dar fe de los asombrosos avances en el acceso, organización y análisis de la literatura científica.

A medida que los viejos catálogos impresos son reemplazados por herramientas de referencia digital con la velocidad de un rayo, los investigadores tienen una opinión cada vez más clara de qué preguntas se han formulado, cuándo, por qué, cómo y por quién.

Pero algo falta en esta lista. Las bases de datos y las herramientas de referencia en línea aún realizan un trabajo muy pobre de información acerca de dónde se está haciendo ciencia.

¿Los ríos de cuál país han sido más exhaustivamente estudiados por los ictiólogos (científicos de peces)? ¿Qué proporción de publicaciones científicas sobre el mundo en desarrollo han sido escritas por científicos realmente ubicados allí? ¿Cuál es el campo más estudiado en la Amazonía?

Respuestas rápidas y rigurosas a este tipo de preguntas siguen estando más allá del alcance de las bases de datos actuales. Pero hay una forma simple de resolver el problema: asignar una ‘etiqueta geográfica’ (geotag en inglés) a cada artículo, libro o tesis de literatura científica. Una etiqueta geográfica es un conjunto de coordenadas geográficas que muestra de dónde obtienen sus datos los autores de una publicación.

Imaginemos por un minuto que podemos hacerlo. El resultado sería un mapa del mundo que identifica cada sitio de donde los científicos han recogido sus datos alguna vez, y que es capaz de decirle —a través de las bases de datos ya existentes— qué pasó con esos resultados.

Seleccionando un punto del mapa se tendría una lista pormenorizada de lo que se ha publicado sobre esa región en particular, cuántos científicos lo han hecho y cuándo, entre otra información.

Patrones sorprendentes

¿Es demasiado ambicioso o muy difícil? Realmente no. En 2009, mis colegas de la Universidad de Florida y yo hicimos un mapa de este tipo para describir los patrones de investigación ecológica en los Andes tropicales y la cuenca amazónica. [1]

Lo hicimos a la vieja usanza: revisando las dos principales revistas sobre ecología tropical desde 1995 hasta 2008, buscando cualquier artículo basado en el trabajo en esas regiones y anotando las coordenadas de los sitios donde se había realizado el trabajo de campo.

El resultado fue una ‘nube’ de 278 puntos repartidos por todo el mapa de Sudamérica tropical: los sitios de campo de donde se recogieron datos para los 373 artículos.

El conjunto de datos reveló patrones que nadie había notado antes. ¿Quién sospecharía, por ejemplo, que el pequeño Ecuador llevaba la delantera a todos los países sudamericanos en número de estudios de campo publicados por kilómetro cuadrado de su territorio? ¿O qué tres sitios de campo representaban más de la mitad de todas las publicaciones sobre la Amazonía?

Hubo más sorpresas. El sitio de campo responsable de producir más artículos científicos revisados por pares en la Amazonía occidental resultó ser una choza con techo de paja en el sur del Perú, a100 kilómetrosde la carretera más cercana. Y más del 85 por ciento de lo que se había escrito sobre la biodiversidad andina en ese periodo estuvo basado en trabajo de campo realizado en la mitad norte de la cordillera (la sierra).

Las brechas y las oportunidades

Dada la velocidad y la creatividad con la que la literatura científica mundial se está organizando, es solo cuestión de tiempo antes de las etiquetas geográficas científicas se conviertan en una herramienta generalizada de investigación.

Sin embargo, hay varias razones por las que las organizaciones científicas en los países en desarrollo deberían tratar de sacar ventaja de ellas.

Por ejemplo, mapas como los nuestros pueden ayudar a identificar sitios de campos especialmente productivos (estaciones de campo, reservas naturales, sitios de monitoreo y otros) que merecen apoyo financiero de largo plazo pero que a menudo pasan desapercibidos para los organismos de financiamiento.

Estos mapas también pueden identificar las brechas de conocimiento —como regiones que los científicos no han explorado aún de manera adecuada— y ayudarlos a diseñar incentivos para cerrarlas.

Lo más importante es que nuestros datos indican que la mayoría de áreas clave de publicación de Sudamérica lo son también para capacitación. En otras palabras, esos mapas pueden ayudar a que las agencias científicas localicen lugares olvidados pero cruciales donde los jóvenes científicos del mundo en desarrollo reciben experiencia práctica en el campo.

Debe ser relativamente fácil construir un mapa completo de la ciencia en el terreno en los países en desarrollo porque hay mucho menos estudios de campo que en el mundo desarrollado. Debería ser más fácil levantar mapas de todos los sitios de investigación en Guyana que en el Reino Unido, por ejemplo.

Y mientras los mapas de las publicaciones etiquetadas geográficamente serán útiles para muchas disciplinas científicas, puede que sean más valiosos para la biología de campo yla conservación. Enestas áreas, donde la habilidad de los científicos para organizar y comunicar la información está directamente relacionada con su efectividad para proteger la asediada naturaleza de la Tierra, hacer una cartografía del mundo puede ser un pequeño paso para su salvación.

Nigel Pitman es investigador asociado del Centro de Conservación Tropical de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos. Su sede actual es Paraná, Brasil.

Tomado de Scidev.net