Esta fue una de las preguntas a la que intentó dar respuesta la MSc Mónica Berenguer Ungaro, como parte del trabajo “Otra mirada para evaluar el impacto ambiental del uso del tratamiento magnético en sistemas”, realizado en coautoría con la Ing. Rebeca Conde García y el MSc Douglas Deás Yero y presentado en la primera jornada del Forum de Ciencia y Técnica del CNEA.
La idea del trabajo nació, según explica la MSc. MónicaBerenguer, a raíz de la lectura de un artículo publicado en “Energía y tú”, revista científico-popular del grupo CUBASOLAR[1]; que los incentivó a investigar y cuestionarse ¿cómo puede contribuir a la huella ecológica el uso de los acondicionadores magnéticos en los sistemas ingenieros?
Se dieron entonces a la tarea de intentar motivar a los investigadores de la institución sobre la temática de la huella ecológica, con vistas a insertarla como una variable de investigación siempre que sea pertinente, comentó tambiénla MSc. Berenguer.
No cabe duda que ese primer objetivo se cumplió sobremanera, tal y como evidenciaron las disímiles intervenciones que despertó en el auditorio la presentación de la también docente de la Universidad de Oriente.
Según se recoge en el trabajo realizado por los investigadores del CNEA, sólo por concepto de consumo de energía (826 632 kWh), en un año la Villa “San Juan” emitía a la atmósfera un equivalente a 409 182,84 kgde CO2, antes de la instalación de acondicionadores magnéticos en sus sistemas ingenieros Esto a su vez equivale a un total de 20 459 árboles necesarios para absorber esta cantidad de carbono emitido.
Tras la puesta en funcionamiento de los dispositivos magnéticos el Hotel “Villa San Juan” redujo su consumo de energía en 79 335kWh, es decir, dejaron de emitir por este concepto 39 280.725 kgde CO2, o lo que es lo mismo, fueran necesarios 1964 árboles menos para absorber sus emisiones de carbono.
Pero no bastaba con conocer el efecto del tratamiento magnético en los sistemas ingenieros sobre la huella de absorción de carbono de la instalación hotelera; sino que los autores también se preguntaron ¿cuál sería la huella ecológica (en concepto de emisiones de CO2) de la construcción de una magnetizador en las instalaciones del CNEA?
Para la fabricación de un magnetizador en el CNEA se consume 1.16 kWh, explica la MSc. Berenguer. Si tenemos en cuenta que se instalaron 18 de ellos en la Villa San Juan, significa que en total se consumió 20,88 kWh; lo que equivale a una emisión de 10,34 kgCO2 a la atmósfera. Luego, para absorber esta cantidad, sería necesario menos de un árbol, exactamente ¡0,51678 árbol!
Esto significa, dice Mónica Berenguer, que la huella ecológica de la fabricación de un equipo magnetizador es ínfima, respecto a los beneficios que el uso del tratamiento magnético en sistemas ingenieros puede significar para la disminución de la huella ecológica de las industrias.
Aunque reconoce que existen otros aspectos involucrados en la huella ecológica de esta tecnología que no fueron analizados en el trabajo, Mónica asegura que los próximos pasos serían “establecer una guía para el cálculo de la huella ecológica que provoca la aplicación del tratamiento magnético en los diferentes sistema y de esta forma evaluar el verdadero impacto medio ambiental” de esta tecnología.
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Primera jornada del Forum de Ciencia y Técnica en el CNEA
Otros diez trabajos se presentaron en la primera jornada del más masivo de los eventos científicos en Cuba.
Resultados de investigaciones básicas, estudios preliminares en el uso del agua tratada magnéticamente en cultivos de plantas de tilo, soluciones para mejorar el funcionamiento de servicios y procesos de la entidad; así como la experiencia de la sustitución de importaciones en una empresa mixta cubana, como consecuencia de la instalación de acondicionadores magnéticos en sus sistemas ingenieros; marcaron las presentaciones y debates que tuvieron lugar en el Salón de Protocolos del CNEA.
Cada exposición fue analizada por un tribunal encabezado por el Ing. Arístides Berenguer Maurant; personalidad del movimiento del Forum, y exdirector de nuestra entidad.
Para hoy se espera la presentación de otros tantos trabajos en los que sobresalen varios encaminados a dar respuesta a necesidades de la institución; objetivo permanente de las jornadas de ciencia y técnica que cada año reúne el movimiento del Forum en todo el país.
[1] Eduardo López Bastida. “La huella ecológica como indicador de sostenibilidad”. En Energía y tú, Nº54 (abril-junio, 2011), pp:35-37
[2] Huella de la absorción del carbono: Calculada como la cantidad de terreno forestal requerido para absorber las emisiones de Co2 procedentes de la quema de combustible fósil, cambios en el uso del suelo y procesos químicos, excepto la absorción absorbida por los océanos. Según Energía y tú, Nº54 (abril-junio, 2011), pp:26-27.
Son los que corren días de definiciones. Las universidades cubanas adquieren una dinámica diferente, de andares presurosos, ropas elegantes, cabellos engominados, risas nerviosas y júbilo explosivo; es la etapa de cierre del curso.
Unos reciben sus títulos de ingenieros o licenciados, tras cinco o seis años de duro bregar. Otros se enfrentan a los últimos exámenes del año, quizás con la cabeza ya en alguna que otra playa.
Mientras tanto, y en medio de la vorágine universitaria, el CNEA se alista para celebrar una nueva edición de base del Forum de Ciencia y Técnica.
Como cada año, el Salón de Protocolos de la institución acogerá jornadas científicas cuyo mayor atractivo es el intercambio fraterno entre colegas de una misma entidad sin que la especialidad, la formación académica, o la línea de investigación, constituyan un impedimento para el conocimiento científico.
Tres eventos conformarán las jornadas del Forum del CNEA: el evento de nuevas ideas, el evento técnico y el de generalización; siendo este último (lamentablemente) el de menos representación.
En total serán 23 los trabajos a presentar, donde destacan los del recién estrenado Dr.C Guillermo Ribeaux Kindelán, quien presentará precisamente los resultados defendidos durante su investigación doctoral; y los de la MSc. Siannah Más Diego y el MSc Douglas Deás, que corresponden a resultados obtenidos como parte de Tesis de Diplomas del pregrado de la Universidad de Oriente.
Otros trabajos abordarán temáticas de interés para el correcto funcionamiento organizacional de una Entidad de Ciencia e Innovación Tecnológica como el CNEA.
Entre los ponentes se encuentran Doctores en Ciencia, máster, docentes y no docentes, así como trabajadores de otras áreas de la institución no relacionados directamente con la investigación.
Las jornadas del Forum de Ciencia y Técnica en el CNEA se extenderán durante dos días, al final de los cuales, serán seleccionados los trabajos Relevantes y Destacados de esta nueva edición del más masivo de los eventos científicos en Cuba.
Una Mesa Redonda sobre las realidades y potencialidades de las ciencias médicas santiagueras, ocupó el interés de los asistentes a la tercera jornada de la Expo “La ciencia santiaguera en el Festival del Caribe”; iniciativa organizada por el Gobierno Provincial,la Delegación Territorialdel Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Santiago de Cuba y el Comité Organizador de la edición 32 del Festival.
En un panel constituido por doctores, docentes, e investigadores de las ciencias médicas, se hizo un acercamiento a la labor científico-técnica de centros e instituciones de salud e investigación del territorio.
La Dr.C MarlénGorguetPi, Vicerrectora Académica de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, destacó la labor de esta institución, que recién celebró su aniversario 50, en la formación de profesionales de diversas ramas de la salud.
La Universidad de Ciencias Médicas santiaguera, Institución Auspiciadora de la Academia de Ciencias de Cuba, cuenta en la actualidad con una matrícula de 14 4992 estudiantes en sus diversos campus, de ellos, 1 844 son estudiantes de 54 naciones del mundo.
Sobre sus principales resultados en materia de ciencia y técnica comentóla MSc. SaraRicciSalas, asesora del Rector de la universidad médica para el área de ciencia e innovación tecnológica. Resaltan entre estos resultados dos Premios Anuales de la Academia de Ciencias cubana, y un Premio Anual de Salud.
Otros aspectos del quehacer científico médico en la provincia fueron reseñados por el resto de los panelistas entre los que se encontraba el Dr. Ernesto Álvarez, director del Centro de Toxicología y Biomedicina yla MSc. MarthaZoeLemus, personalidad de la ciencia santiaguera, del Laboratorio Farmacéutico Oriente.
Zoe Lemus comentó sobre el papel de las ciencias médicas cubanas en la Red Caribeña TRAMIL, encargada de “validar científicamente los usos tradicionales de las plantas medicinales” en el Caribe; así como de divulgar el uso de estas en diversos países dela región. Entre los principales resultados de esta Red, la también investigadora no dudó en señalar las dos ediciones (1999 y 2007) dela Farmacopea Vegetal Caribeña.
La jornada contó además con la válida intervención del Doctor en Medicina Díaz Sarduy, personalidad de las ciencias en Santiago de Cuba, quien abogó por la unidad entre los científicos y los centros de ciencia, como única vía de lograr mayores avances en esta rama.
Este 7 de julio continuará la Expo de las ciencias santiagueras, en su escenario del Salón de los Vitrales de la Plaza dela Revolución Santiaguera, evento que concluirá el próximo domingo 8 de julio.
Con algunos cambios en el programa inicial propuesto por los organizadores dio inicio este miércoles 4 de julio la Expo “La ciencia santiaguera en el Festival del Caribe”, organizada por el Gobierno Provincial, la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Santiago de Cuba y el Comité Organizador del Festival.
Muestras expositivas de la Delegación Territorialdel Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y centros de investigación de este ministerio en el territorio santiaguero; de la Universidad de Oriente y sus centros de estudios, así como de Entidades de Ciencia e Innovación Tecnológica (entre las que se cuenta el CNEA), ocupan los espacios de la Plaza de la Revolución Antonio Maceo de Santiago de Cuba; en una breve representación de los principales resultados de la ciencia en este territorio sur oriental cubano.
Esta Exposición sirve de antesala a una serie de mesas redondas y conferencias en la cual estarán involucradas destacadas personalidades de la ciencia santiaguera, que debatirán sobre el estado actual de la ciencia, la tecnología y la innovación en Santiago de Cuba y sus perspectivas de integración con el área del Caribe, protagonista por excelencia de las jornadas de la también denominada Fiesta del Fuego.
La conferencia titulada “Panorámica de la ciencia en Santiago de Cuba: consideraciones para el debate”, impartida por el Dr.Cs Homero Calixto Fuentes González, fue la encargada de inaugurar las sesiones de trabajo que marcarán el centro de esta primera experiencia de la ciencia en el panorama cultural del Festival del Caribe.
En la misma se hizo un llamado a la contextualización del desarrollo científico-técnico, como una vía para solucionar los problemas que la sociedad santiaguera presenta a la ciencia de la provincia.
En este sentido se destacó la relevancia del Sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica en Santiago de Cuba, conformado por la integración de las Universidades, los centros de investigación y las Entidades de Ciencia e Innovación Tecnológica del territorio.
Un momento especial de la jornada fue la presentación del documental “Caudal de Río”, de Mundo Latino, presentado recientemente por la delegación cubana asistente a la Cumbre Río+20.
Omelio Borroto Leiseca, director del documental, comentó sobre los grandes retos que se enfrentó el equipo realizador al intentar resumir, en apenas unos 50 minutos, el pensamiento medioambiental de Fidel Castro Ruz; pensamiento que, según Borroto y varios de los entrevistados en el material audiovisual, tiene profundas raíces en la vida y acción del líder de la Revolución Cubana.
La Expo “La ciencia santiaguera en el Festival Caribe”, sesionará hasta el próximo día 8 de julio. Para este jueves se anuncia la presentación de la Mesa Redondadedicada a las Ciencias Naturales, precedida por la Conferencia del Dr. Nicasio Viña Dávila, Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, sobre el Corredor Biológico del Caribe.
Urgida, como evidenciara la recién concluida zafra, de elevar los niveles de eficiencia, la industria azucarera cubana podría aprovechar mejor sus reservas productivas, mediante la aplicación del tratamiento magnético en sistemas claves del proceso fabril.
Magnetismo por la eficiencia en la industria azucarera
Guillermo Ribeaux Kindelán, doctor en ciencias técnicas e investigador del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado, radicado en esta ciudad, señaló que tanto los resultados de su utilización en los años 90 del pasado siglo, como los estudios desarrollados actualmente, corroboran esa realidad.
Entre las valiosas experiencias, el especialista destacó la aplicación del magnetismo en los evaporadores de cuatro ingenios, donde la reducción del ciclo de limpieza del sistema y el ahorro de productos químicos registraron en una zafra un aporte económico superior a los 208 mil dólares, junto a una mayor caña procesada.
En igual sentido expuso su efectividad en la eliminación de incrustaciones y la prevención de nuevas costras en las calderas, calentadores y sistemas de enfriamiento, lo cual estabiliza los niveles de presión y disminuye los periodos de mantenimiento, el gasto de productos químicos y la contaminación medioambiental.
El campo magnético se introdujo, igualmente, entre los años 1991 y 1996, con notable influencia en la disminución de la pol (sacarosa aparente) en el bagazo, lo cual redunda en el incremento del rendimiento industrial en la producción de azúcar.
El doctor Ribeaux informó que ante la exigencia planteada al sector por el país, diversas estructuras del Grupo Azucarero AZCUBA muestran interés por retomar este aporte científico-técnico, perdido durante la indisciplina tecnológica que aún subsiste en las reparaciones de la industria.
En aras de su generalización, la experiencia de los investigadores del referido Centro será expuesta en el Congreso de la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC), a celebrarse en septiembre próximo, donde por vez primera se presentará la introducción del campo magnético en la cristalización de la sacarosa en solución.
La novedad, cuyos resultados a nivel de laboratorio fueron expuestos, discutidos y defendidos en la tesis doctoral del ingeniero Guillermo Ribeaux, mejora la calidad del grano de azúcar como producto final, mediante la preparación en los tachos de la «semilla» utilizada en la cristalización de la sacarosa.
Por. Dr. C Agustín Lage. Director Centro de Inmunología Molecular
Ese no es el mundo actual. Hay una distancia grande y creciente entre los países industrializados y los subdesarrollados en cuanto a la producción de ciencia. Pero lo más importante es que la distancia es mayor en cuanto a la utilización de la ciencia. Los países del Sur, que tienen 81,7% de la población mundial, producen 32,4% de las publicaciones científicas, pero poseen solo 4,5% de las patentes. De los 59 millones de inmigrantes que, según se estima, viven en los países más desarrollados, 20 millones tienen educación superior.
Aun dentro de las economías domésticas de los países industrializados, se aprecia, en los últimos cincuenta años, una internalización de la actividad científica dentro de las empresas. La fracción de la inversión en ciencia financiada por estas es de 64% en Francia, 71% en los Estados Unidos y Alemania, y 79% en Japón. En los países del Sur ese proceso no ha ocurrido, y la actividad científica sigue siendo, en esencia, académica y sufragada mayoritariamente por el Estado. Sus resultados no se trasvasan a las empresas nacionales, y esa promoción de actividades científicas desorientadas no genera tecnologías socialmente valiosas. Solo multiplica información irrelevante y de difícil acceso.
La creación de valor depende, cada vez más, de un mejor uso del conocimiento; y, a su vez, de la fortaleza de los vínculos entre los diferentes actores del sistema nacional de innovación. Lo que explica el desarrollo industrial de la biotecnología en Cuba no es ciertamente una mayor inversión en investigación científica. El porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) que se dedica en Cuba a ciencia y técnica (0,72%) es inferior al de América Latina (1,09%). También lo son nuestras cifras de producción de literatura científica; y, de hecho, el financiamiento presupuestado a la investigación científica en la Isla, también sufrió los efectos del Período especial.
Lo que se construyó en el Polo científico a partir de los años 80 fue un sistema de conexión directa entre la investigación y la producción, con un ciclo económico de autofinanciamiento.
4. Las nuevas tecnologías requieren un nuevo tipo de empresa.
El principal resultado del Polo científico no es ninguna de sus vacunas, ni sus anticuerpos: es el tipo de organización económica. Si analizamos las instituciones de la Biotecnología cubana no como centros científicos (que también son), sino como organismos económicos, se dibuja el cuadro organizativo que la experiencia práctica fue construyendo:
Instituciones “a ciclo completo” de investigación-producción-comercialización.
Orientación exportadora y actividad de exportación (y de importación de insumos) directa.
Sistema de gestión descentralizado que no es el clásico esquema empresarial, ni el de la unidad presupuestada.
Centros integrados en un sistema de potenciación mutua para las investigaciones, la producción y las negociaciones externas; y, a su vez, para la función social de sus productos en Cuba, fundamentalmente en el sistema de salud.
Internalización de la investigación científica como parte de sus costos fijos, potenciada con los estudios que también se realizan en las instituciones cubanas que usan los productos.
Utilización de su potencial científico como palanca de negociación, valorizando en sus transacciones no solamente los productos, sino sus “activos intangibles”.
La organización productiva de la economía del conocimiento ya no puede construirse, como las industrias de mediados del siglo XX, alrededor de un producto o de una tecnología, porque estos cambian cada vez más rápido. Tiene que hacerse alrededor de una capacidad continua de crear y asimilar conocimientos que generen nuevos productos y nuevas tecnologías. De ahí proviene la necesidad de internalizar la investigación científica dentro de la organización productiva. En el lapso históricamente breve de treinta años de existencia de la industria biotecnológica cubana, algunos centros han debido cambiar varias veces el “producto líder” de sus exportaciones.
Viendo esta experiencia desde una perspectiva histórica, es un caso más de la regularidad de que las tecnologías muy novedosas raramente se insertan en las organizaciones ya existentes, sino que “crean” la suya propia. Así, hace siglos las nuevas tecnologías agrícolas “inventaron” la granja; la primera revolución industrial “inventó” la fábrica; y la segunda, sustentada en la electricidad y el petróleo, condujo a la administración científica industrial tal como hoy la conocemos. En el mundo actual, la creciente integración entre la ciencia y la producción comienza por laboratorios científicos en las industrias, pero termina por crear un nuevo tipo de organización productiva que introduce la investigación científica dentro de la cadena de valor, y la utiliza como activo en las negociaciones para la realización comercial del valor agregado. Este proceso de surgimiento de empresas de alta tecnología no es privativo de la biotecnología (aunque en Cuba haya empezado por ahí).
5. La Empresa de alta tecnología requiere un contexto regulatorio específico.
Las empresas surgen y se desarrollan no solo impulsadas por sus tecnologías y por las oportunidades de mercado; sino también promovidas o inhibidas por el contexto regulatorio en el que operan. Las regulaciones económicas se construyen en todos los países en función de determinados objetivos y valores prevalecientes en cada sociedad.
La atención directa de las instituciones biotecnológicas emergentes en Cuba, por la instancia superior de dirección del país (surgieron subordinadas al Consejo de Estado), y en muchos casos personalmente por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, las protegió del posible efecto inhibidor de regulaciones concebidas con otro propósito y para otro tipo de emprendimiento.
En los últimos años, la capacidad de compra de Cuba en el exterior se ha movido alrededor de 20% del PIB. Aun asumiendo los riesgos de las extrapolaciones lineales a partir de los indicadores económicos, esta cifra sugiere que hay una pequeña parte de nuestra economía que opera en función de la demanda externa, mientras que el resto lo hace para la interna. Las organizaciones productivas que trabajan para el mercado externo generalmente tienen mayor productividad por hombre, aun calculando el ingreso en divisas como equivalente 1 a 1 al de moneda nacional. La diferencia sería aún mayor si se utilizase otra tasa de cambio que reflejara mejor el poder adquisitivo de la moneda. Las que producen para la demanda doméstica (numéricamente muchas más) han tenido en estos años, como ha sido públicamente criticado, y discutido en la Asamblea Nacional, baja productividad del trabajo.
Obviamente, no podemos regular ambos espacios económicos de la misma manera. Cuando se intenta disecar los objetivos de las regulaciones que la rigen, se ve más claramente esta dicotomía.
Para la mayor parte de la economía nacional lo más importante ahora es el incremento de la productividad del trabajo. Para los sectores exportadores que ya lo tienen, es el crecimiento del sector, de su volumen de actividad económica. Este crecimiento, aun si ocurriese a expensas de una menor reducción de la productividad por hombre, incrementaría la de la media nacional.
Para la mayor parte de la economía nacional el “cuello de botella” del crecimiento está hoy en la producción. La demanda doméstica no está saturada para la gran mayoría de los productos; pero para los sectores exportadores frecuentemente no es la capacidad de producción, sino la penetración en mercados externos.
Para la mayor parte de la economía nacional es muy importante el ahorro y la reducción del costo unitario de sus operaciones. En los sectores exportadores que están llamados a crecer es más importante el costo de oportunidad, en cuanto al mercado, que perdemos por dejar de hacer algo; y las operaciones que abren mercados pueden tener sentido aun si aumentan el costo unitario (por supuesto, dentro de la rentabilidad).
En los sectores que operan en función de la demanda doméstica, la planificación socialista puede decidir su satisfacción, los precios internos, y los estándares técnicos de los productos. En los sectores exportadores, ninguno de estos tres aspectos están bajo nuestro control y, muy frecuentemente, aparecen oportunidades y problemas imprevistos.
La conclusión es que un conjunto de regulaciones que introduzca presiones para el incremento constante de la productividad (por ejemplo, vinculándola al salario), y para la reducción continua del costo unitario, será sin dudas conveniente para la mayor parte de la economía nacional, pero puede resultar corrosivo para los sectores emergentes exportadores de alta tecnología. La tendencia mundial en estos sectores ha sido, y seguirá siendo, al incremento de los “costos fijos”, dados por la investigación científica, el desarrollo de nuevos productos y la evolución de los estándares de calidad. Esta tendencia hay que asumirla y enfrentarla subsumiendo los costos fijos en operaciones productivas y exportadoras de mayor volumen, no buscando ahorros marginales en los procesos que tenemos hoy.
Este razonamiento no implica que el ahorro no sea importante, pero sí que en la vida real de la microeconomía —no en la macro— puede suceder que los objetivos del ahorro y del crecimiento entren en contradicción; y cuando eso sucede, en algunos casos hay que priorizar uno u otro. En una actividad social “presupuestada”, la prioridad será siempre el ahorro; y también lo será en una productiva, para satisfacer una demanda cautiva, de volumen y precios bajo control del Estado. Pero en una destinada a abrir espacio en la demanda externa, la prioridad es el crecimiento. El propio esfuerzo por el ahorro y la mayor eficiencia no tiene como objetivo primario incrementar la ganancia por unidad física producida, sino disponer de márgenes de precios para aumentar la penetración en mercados externos.
No se trata de que los sectores exportadores de alta tecnología no deban ser regulados; sino de que hay que hacerlo de manera diferenciada. Ello no supone contraponer la productividad al crecimiento; sino comprender que hay acciones para el incremento de la productividad a corto plazo —frecuentemente concentradas en la organización del trabajo— y otras para su sostenibilidad en el mediano plazo, que dependen, con frecuencia, de gestión del conocimiento e inversión; y en los sectores de alta tecnología el “mediano plazo” llega muy rápido.
El problema no es nuevo, ni es exclusivo de Cuba. En otros países que se han planteado estimular el crecimiento de esos sectores, hay antecedentes del establecimiento de contextos regulatorios diferenciados. La creación en los Estados Unidos, en 1971, de un nuevo mercado de valores (NASDAQ) —complementario de la bolsa clásica (New York Stock Exchange)—, con regulaciones diferentes, el surgimiento análogo, en 1995, del Alternative Investment Market, en Londres; las Zonas Económicas Especiales, en China e India, y otras experiencias, tienen en común el intento de construir un contexto regulatorio que incentive el surgimiento de empresas tecnológicas basadas en productos novedosos, y la inversión de riesgo. Usualmente son pequeñas, y concentradas en crecer. Ninguna de estas experiencias es idéntica a otra, y ninguna es “copiable” para Cuba, pero lo que siempre aparece como constante es la necesidad de regulaciones específicas para estimular y proteger el crecimiento de estos sectores.
Mientras más avanzada es la tecnología, y más novedosos los productos de una empresa, menos predecibles se hacen sus operaciones y sus indicadores. El contexto regulatorio tiene que prever un espacio de exploración, riesgo y adaptación rápida para este tipo de empresa; mayor que el tolerable para otras de tecnologías más convencionales y de mercado conocido.
La conexión directa de la ciencia con la economía no es un proceso espontáneo; ni bajo las presiones del mercado, ni como consecuencia de la inversión social en desarrollo científico. Requiere intencionalidad y conducción.
Por: Agustín Lage Dávila. Director del Centro de Inmunología Molecular.
El sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba, en abril de 2011, aprobó los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución “para actualizar el modelo económico cubano, con el objetivo de garantizar la continuidad e irreversibilidad del socialismo”. En su implementación exitosa los revolucionarios cubanos ponemos todo el entusiasmo, esfuerzo e inteligencia de que somos capaces. Para ello, necesitamos extraer conocimiento de cuanta fuente pueda sernos útil, pero principalmente de nuestras experiencias en la construcción de la sociedad socialista cubana, que nos permitan ver el mundo desde nuestras propias perspectivas.
Una de esas experiencias es el surgimiento en Cuba, en los años 80, de la industria biotecnológica —cuando apenas emergía en los países de mayor desarrollo—, y su crecimiento durante las tres décadas siguientes, hasta convertirse en un importante renglón de exportación.
La experiencia del “polo científico”, como se conoce generalmente a nuestra industria biotecnológica y farmacéutica de avanzada, tiene especificidades dentro del contexto de la economía cubana, que es necesario resaltar como punto de partida de este análisis. A partir de la inauguración, en enero de 1982, por el Comandante en Jefe Fidel Castro, de un pequeño laboratorio con treinta científicos encargados de la producción de Interferón, la industria biotecnológica cubana creció aceleradamente, con nuevas instituciones y productos, hasta convertirse en lo que es hoy: un conjunto de veintisiete entidades que agrupan más de diez mil trabajadores, operan fábricas en Cuba y en otros países, aportan 141 productos al cuadro básico de medicamentos en la Isla, y realizan exportaciones por varios cientos de millones de dólares a más de cincuenta países.
Este despegue productivo, exportador y de desarrollo de infraestructura resistió el llamado Período especial, cuando la economía cubana, a causa de la desaparición del campo socialista europeo y del reforzamiento oportunista del bloqueo norteamericano, sufría una importante contracción de su producto interno y de sus mercados; y otros sectores tuvieron que reducir sensiblemente sus actividades.
Las exportaciones del polo científico han estado creciendo a más de 30 por ciento anual en la última década, y se han basado en productos no tradicionales (varios de ellos de propiedad intelectual cubana), con diversidad de destinos, con entornos regulatorios diferentes, y han requerido esquemas de negociación también no tradicionales. Tal operación no contó con inversión extranjera ni con créditos externos. Corrió a cargo del Estado y logró su recuperación y reproducción ampliada en un plazo sorprendentemente breve. Las negociaciones no comprometieron, en ningún caso, la propiedad estatal sobre los activos.
Un proceso similar no ha ocurrido en ningún otro país de América Latina. Tampoco, con esas características, en otros sectores de Cuba. Las experiencias en el turismo y la minería en el mismo período, también exitosas, se basaron en esquemas de inversión, gestión y negociación diferentes.
Por supuesto, hay determinantes científicas y particularidades del sector biofarmacéutico en la industria biotecnológica cubana; pero no es donde está lo principal. Probablemente esta experiencia tenga algo que decirnos sobre el proceso de conexión directa de la Ciencia con la Economía, y sobre las formas de gestión de la empresa estatal socialista. Si logramos descifrar estos mensajes, el caso del Polo científico dejaría de ser algo “particular” para convertirse en “anticipatorio” de lo que pudiera ser la Empresa socialista de alta tecnología, construida sobre el terreno fértil del capital humano y la cohesión social creados por la Revolución.
INTUICIONES: ¿QUÉ APRENDIMOS DE ESA EXPERIENCIA?
Usamos el término “intuiciones” para subrayar que un análisis riguroso de los determinantes macro y microeconómicos de la evolución de la industria biotecnológica en Cuba tendrá que ser emprendido por especialistas en Ciencias económicas. Aquí nos limitaremos a exponer las regularidades e ideas generales que quienes hemos tenido la oportunidad de participar en el desarrollo de estas instituciones —y que no provenimos del campo de la economía— podemos extraer de la experiencia concreta. Estas son:
1. Hay un cambio en el contexto mundial para el desarrollo de nuestra economía, dado por la relación entre tecnologías y globalización.
Comprensiblemente, cuando se habla de ese “cambio de contexto”, lo primero que viene a la mente es la desaparición del campo socialista europeo, con el que, hace tres décadas, Cuba realizaba más de 80 por ciento de su comercio exterior y con el que tenía acuerdos de integración económica a largo plazo. Eso es una enorme verdad; pero a los efectos del tema de este ensayo es imprescindible identificar otro proceso, que hubiera creado tensiones para la economía cubana aunque el campo socialista aún existiese. Se trata del acelerado desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX y de la globalización de la economía que él hizo posible, y su efecto sobre los países de pequeño tamaño. Transitamos hacia una economía donde los productos de la industria se sustituyen muy rápidamente por otros mejores, y donde las tecnologías permiten enormes escalas de producción, y grandes reducciones de los costos unitarios.
Estos dos fenómenos se refuerzan mutuamente: la rentabilidad del proceso productivo moderno solo se logra con enormes escalas de producción, con grandes mercados para los productos. A su vez, esas grandes operaciones son las que permiten subsumir los altos costos fijos de la investigación científica para el desarrollo de nuevos productos, y de los estándares de calidad que mantienenla competitividad. Estaes una tendencia objetiva del desarrollo de las fuerzas productivas, y va a continuar. La consecuencia directa para los países pequeños como Cuba es la pérdida del poder de la demanda doméstica como motor del desarrollo industrial.
Las teorías “desarrollistas”, vigentes en el pensamiento económico latinoamericano en los años 60 del siglo XX, proponían una industrialización nacional, con asimilación de tecnologías para sustituir importaciones. En Cuba, durante el período revolucionario anterior a 1986, los ingresos externos se basaban en el azúcar y el níquel. De ahí debían salir los recursos que financiaran la infraestructura económica para satisfacer la demanda interna. Fue una estrategia correcta en su tiempo; sin embargo, ya no es viable en el nuevo contexto.
En nuestra experiencia concreta con los medicamentos de avanzada, aprendimos que no podemos producirlos solamente para la demanda nacional. Es la limitación del concepto de “sustitución de importaciones”: en algún momento aparece el razonamiento de que es más barato importar que producir. Necesitamos grandes operaciones de exportación para que ocurra el desarrollo tecnológico. Varios de los medicamentos y vacunas del Polo científico se producen hoy a una escala mayor a veinte veces la demanda doméstica. Es un cociente superior al que había para el azúcar.
Los cambios de contexto van siempre acompañados de nuevas oportunidades, pero también de peligros. Tendremos que aprender a construir la economía socialista cubana en ese nuevo escenario; un contexto mundial donde nuestra planificación no puede controlar —excepto para la pequeña fracción de la demanda nacional— el tamaño del mercado, ni los precios, ni los estándares técnicos de los productos, ni la dinámica de los cambios.
2. En el nuevo contexto, el desarrollo económico pasa obligatoriamente por el desarrollo de industrias de alta tecnología.
Cuba ha logrado un balance positivo de su comercio exterior, y eso es un importantísimo logro, después de la desaparición del campo socialista europeo y ante el mantenimiento de la guerra económica de los Estados Unidos contrala Isla. Esono se puede minimizar, pero también es cierto que ese balance se alcanza a expensas de la exportación de servicios. En la de bienes, sigue siendo negativo. Tal situación puede y debe mejorar con la disminución de importaciones de alimentos —cuyos precios no cesan de crecer—; pero en un país con escasos recursos naturales, y con una población de edad promedio cada vez mayor, y elevada calificación, el balance positivo externo hay que lograrlo con productos de alto valor agregado. Así se recoge en el número 78 de los Lineamientos…, que indica: “Diversificar la estructura de las exportaciones de bienes y servicios, con preferencia las de mayor valor agregado y contenido tecnológico”.
¿De dónde van a salir esos productos? De nuevo la experiencia del Polo científico puede tener algo que decir en este tema. Durante más de veinte años, sus organizaciones han negociado con instituciones privadas y públicas, grandes y pequeñas, de más de cincuenta países, en todos los continentes. El análisis exhaustivo de esa experiencia está pendiente, y no forma parte del objetivo de este ensayo. No obstante, en una primera aproximación, indica que es muy difícil abrir espacios con productos de bajo contenido innovador, y en competencia con muchos productores en el mundo.
Para los productos tradicionales de la industria (textiles, electrónica simple de consumo, y otros), la tecnología moderna permite escalas de producción muy por encima de la demanda solvente mundial. Para lo que no hay, ni habrá, sobreproducción es para los innovadores, y aquellos que todavía no existen. Es imprescindible entonces tenerlos; lo que no siempre significa que sean únicos, pero sí nada sencillos de producir, ni por su tecnología, ni por sus estándares de calidad, ni por la calificación de la fuerza de trabajo requerida. Operan entonces dos mecanismos que abren los espacios de exportación:
•Cuando existe concertación entre gobiernos para garantizar amplio acceso a la población y escapar de los precios abusivos de los productos innovadores cuando vienen de países industrializados.
•Cuando nuestros productos son únicos o tienen tan alto contenido innovador, que los haga entrar en los mercados aun en ausencia de acuerdos entre gobiernos.
Ambos mecanismos se relacionan y compensan entre sí. Mientras más fuerte es uno, menos debe serlo el otro y viceversa. Pero los dos requieren un alto “contenido en conocimientos” y ciencia, en el desarrollo del producto y en el proceso productivo. Eso no se alcanza simplemente importando tecnologías. Es esa la experiencia de las vacunas cubanas, la Eritropoyetina, el Heberprot, los sistemas SUMA, los genéricos de avanzada, los anticuerpos monoclonales y otros tantos. 5 O tenemos productos innovadores, o no tendremos exportaciones de alto valor agregado para financiar la continuidad de nuestro desarrollo económico y social.
3. La tarea no se limita al desarrollo científico. Lo principal es la conexión de la ciencia con la economía.
La importancia de la investigación científica, y del proceso más abarcador conocido como “gestión del conocimiento” para el desarrollo económico, han sido extensamente discutidos, y existe abundante literatura internacional, y también en Cuba, sobre el tema. No ampliaremos, pues, sobre la existencia de esa influencia, sino sobre los mecanismos por los cuales esta se produce.
La idea de que simplemente “sembrar ciencia” —es decir, formar científicos, crear instituciones, aumentar el financiamiento a la ciencia— se traducirá, de alguna manera, en desarrollo económico es vieja e ingenua, que no corresponde al contexto actual. Por supuesto que es una condición necesaria; lo nuevo es que ya no es suficiente.
Cuando los países hoy industrializados y técnicamente avanzados emprendieron su desarrollo, hace más de ciento cincuenta años, tenían, en muchos sectores productivos, un nivel tecnológico inferior al que tienen en la actualidad los países del Sur. En 1880, la renta per cápita de aquellos era apenas dos veces la de estos; no obstante, en ese momento eran la avanzada dela tecnología. Nohabía un “primer mundo” al cual mirar. No existían empresas multinacionales que captaran las innovaciones e inundaran los mercados; ni “robo de cerebros”. El desarrollo científico nacional y las innovaciones se revertían directamente en la industria nacional.
El pasado día 18 de la mayo se dio clausura al “Foro de Comunicación de la Ciencia”. La actividad final tuvo lugar en el Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba, sitio que acoge desde hace ya catorce meses, la Peña Cultural “Desempolvando”, cuyas experiencias durante todo un año de divulgación del quehacer científico de esta institución fueron expuestas en las jornadas del Foro.
Comoquiera que llegamos con suficiente tiempo de antelación al inicio de la Peña, Magnetismo Aplicado decidió acercarse al Foro de Comunicación de la ciencia desde la percepción de sus protagonistas.
Al comentar sobre esta nueva edición expresó: “En relación al año anterior es notable el paso de avance hacia un nivel superior, tanto en los aspectos organizativos como en la calidad de las ponencias, de la presentación de los trabajos, del público asistente al mismo; creo que las proyecciones en esta edición del evento marcan un paso de avance en relación a lo que será el futuro de este Foro. Realmente me he sentido muy satisfecha por como he visto en general la organización y demás.”
Igual de satisfecho dijo sentirse el Dr.C. Luis Bergues Cabrales, investigador del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA) y Personalidad de la ciencia santiaguera. A su entender no se puede concebir la ciencia y los científicos sin la comunicación.
Al preguntarle cómo pudieran aportar los investigadores de las llamadas ciencias duras, a un evento de comunicación científica comentó: “En primer lugar con la participación, incluso una de las recomendaciones que se tuvieron en cuenta allí [en el Foro] fue que los investigadores participaran con sus investigaciones de la parte científica [y haciendo hincapié en] cómo la comunicación puede ser utilizada como instrumento para mejorar la calidad de las publicaciones que se redactan, trasmitir una idea para que pueda llegar a cualquier tipo de auditorio.”
Por su parte, la Dra.C Maribel Brull González, Premio Provincial de Comunicación, elogió las características de un evento como el Foro de Comunicación de la Ciencia:
“Este evento tiene para mi un diseño muy especial, por los participantes, por los programas, excelentes conferencistas y personalidades que ya se han dado cita, [incluso] de otras provincias orientales y, a mi juicio, mi parecer como profesional de la ciencia de la comunicación social, es que debemos de mantenerlo, lograr un diseño superior para la tercera edición. Me parece una idea excelente y como profesional y promotora pues felicito a los expositores, al Comité Organizador y celebro todos y cada uno de las intervenciones. Muy bien y felicidades.”
Una de los distintivos de esta segunda edición fue la participación de colegas de la vecina provincia Guantánamo. Esther Reyes, profesora dela Universidad Pedagógica de ese territorio, resumió el sentir de sus compañeras con las siguientes palabras: “ha quedado un saldo muy positivo, a partir de la organización del empeño de sus organizadores porque todo salga bien, ha sido de mucho peso toda la parte científica, teórica, hemos compartido experiencias muy útiles en todos los sentidos y ha quedado abierto el espacio para que también podamos invitar a otros guantanameros para que participen. Auguramos al evento una larga vida.”
Mientras tanto, José A. Expósito, Presidente de la Asociación de Comunicadores Sociales en Santiago de Cuba, calificó al evento como “un punto de partida para la integración de todos los centros de la ciencia, las universidades, personalidades científicas, no solamente en Santiago de Cuba, sino en la Región Oriental y, por qué no, también del país”.
A su vez, el Dr.C Rafael Fonseca Valido, Premio Provincial de Comunicación y autor de la Conferencia Inaugural del Foro, cataloga al evento como “un espacio necesario y que en el ámbito universitario no teníamos”, y añade “pensamos que es un evento que, por su propia proyección, se ha ganado un lugar que le permite, posteriormente, rebasar esas fronteras”.
Mantener una pluralidad de voces
Ese es uno de los retos que el Dr.C Fonseca ve para las próximas ediciones del Foro de Comunicación de la ciencia: “Todo evento que comienza es perfectible –dice el maestro de periodistas-; “los principales retos están dados fundamentalmente en la posibilidad de crecer, y crecer manteniendo la coherencia de la concepción original, es decir, sin tergiversar el sentido que ha tenido hasta ahora, aumentar el diapasón de participación, de aspectos a tratar, pero que conserve su frescura, la pluralidad de voces y la capacidad de convocatoria que demostrado hasta el momento”.
Sobre la pertinencia de este evento como formador de las nuevas generaciones de periodistas comentó:
“En primer lugar, cualquier espacio que se convierta en un reservorio de experiencias y de intercambio, enriquece las posibilidades del docente que concurre a él y además, crea unos datos para una base de datos activa, en el sentido que tiene que ver con las problemáticas actuantes en el momento en que se origina el Foro, que es invaluable para que ese estudiante tenga un elemento de referencia, pero además, su participa en el evento, empieza adiestrarse en los espacios de discusión científica, y eso es muy importante en la formación de cualquier profesional.”
Al inquirir entre los protagonistas sobre los principales retos de este evento para próximas ediciones, todos, de una forma u otra, coincidieron en afirmar que el principal desafío es crecer y extenderse a otras regiones del país.
La Dra.C Maribel Brull agregó:
“Tenemos el reto también de lograr que se inserten más nuestros investigadores, nuestras personalidades de la Academia de Ciencia, los hombres y mujeres que hacen “ciencia dura” y que tienen resultados científicos pero que muchas veces no se democratizan esos conocimientos, el pueblo no llega a conocer quienes son los verdaderos autores, qué significa consagrarse a la ciencia, el resultado tangible de esta divulgación científica y por otra parte, la importancia que tiene de formar en la universidad de Oriente el pensamiento y la acción de nuestros futuros profesionales en función de la comunicación de la ciencia.”
Durante los días 17 y 18 de mayo se celebró en el Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA), el Foro de Comunicación de la Ciencia.
Dos jornadas en las que se debatieron diferentes aspectos relacionados con la comunicación científica, y se expusieron experiencias en materia de divulgación del quehacer científico-técnico de las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo.
En su segunda edición (la anterior bajo el nombre de Taller de Comunicación y Divulgación científica: una mirada desde los centros de investigación), el Foro despertó mucho interés por parte de los participantes quienes abogan por una continuidad y extensión de la experiencia, como espacio necesario para la reflexión sobre esta temática.
Estas son algunas de las repercusiones que en diferentes sitios han tenido las sesiones del Foro:
La Emisora provincial de radio CMKC, recogía en un trabajo periodístico la primera jornada del evento indicando que “el proceso de divulgación científica no puede ser un oficio menor, coinciden en señalar así los participantes en el Segundo Foro de Comunicación de las Ciencias, que se desarrolla en la ciudad de Santiago de Cuba bajo los auspicios del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado ‘CNEA’, ubicado en la Universidad de Oriente.”
La periodista CaryFerriol, señalaba igualmente algunos de las ponencias presentadas durante el Foro y cita al Lic. Noel Pérez García, especialista en Comunicación y Promoción de la ciencia del CNEA cuando dice “ hoy se aboga en el mundo completo, no solamente en Cuba, porque la humanidad esté cultivada científicamente, que sea capaz de no solo asimilar una tecnología, sino también de modificarla, criticarla, dudar de ella, y para ello se necesita una cultura científica que emane de los propios centros donde se crea la ciencia.”
El Foro quedó clausurado en la tarde de este viernes 18 de mayo, y su actividad final la celebró en la peña cultural “Desempolvando”, espacio que acoge el Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba y cuyas experiencias en la divulgación científica fueron presentadas durante las jornadas del evento.