La ciencia cubana sirve a la paz

Cuando los tambores de la guerra no dejan de repicar, cuyo más reciente y peligroso capítulo es la amenaza de agresión contra Irán, Cuba se une a quienes en el mundo promueven una ciencia con fines pacifistas, por la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.

Esa vocación de los científicos del archipiélago fue resaltada por Carlos Amat, quien encabeza la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, en la sede de esa institución, en la capital, por el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, que se celebra cada 10 de noviembre.

Qué tipo de sociedad necesitamos para vivir en desarrollo sostenible es la interrogante a la que estamos convocados todos en un mundo que cambia cada día con rapidez. Este fue el llamado de Irina Bokova, directora general de la UNESCO, con motivo de la fecha.

Herman van Hooff, director de la Oficina Regional de Cultura de la UNESCO para América Latina y el Caribe, dio a conocer la misiva, en la que se destaca la importancia de las sociedades ecológicas inclusivas, en pos del desarrollo económico, social y cultural.

José Altshuler, presidente de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, explicó en una conferencia magistral las grandes contradicciones del mundo moderno en torno a la ciencia y a los grandes descubrimientos, que no siempre están al servicio de la paz.

Reiteró que la ciencia ha de emplearse para fines pacíficos, en el avance de las sociedades y la búsqueda de solución a los problemas ambientales, biológicos y económicos que se pueden presentar, y no para la guerra y la matanza de seres inocentes.

Tomado de Juventud Rebelde

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